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Mes: noviembre 2013

Jake Bugg: Shangri La

Pop
2 estrellas

Segunda muesca de este autor nacido en ¡1994! El disco toma el nombre del estudio de Rick Rubin, espacio en el que grabó los temas el pasado verano. El gurú le hace sonar más claro, clásico y bastante diverso, quizás demasiado: Hay mucho de Bob Dylan, neo folk a lo Josh Ritter – con voz más aflautada, claro- , Artic Monkeys en los tonos y cierta perplejidad por ser un mozalbete y sonar tan adulto. ¿Adult Oriented Kids?

Duncan Dhu: Números redondos

Intérpretes: Mikel Erentxun (guitarra,voz), Diego Vasallo (bajo, voz, armónica), Joseba Irazoki (guitarra, banjo), Fernando Macaya (guitarra), Mikel Azpiroz (teclados), Karlos Aranzegi (batería). Con la aparición de Juanra Viles (Batería). Lugar: Auditorio Kursaal (Donostia). Día:16 de noviembre del 2013. Asistencia: lleno, unas 1800 personas.

Ciento cincuenta minutos de duración. Tres bises. Treinta y un canciones. Con el taquillaje prácticamente agotado, unas mil ochocientas entradas. Los fans de las estadísticas pueden colocar el concierto de Duncan Dhu celebrado el pasado sábado en el Auditorio Kursaal como una de las cimas donostiarras de los últimos tiempos.

Y si le quieren sumar datos subjetivos la cosa puede alcanzar, según el fanatismo del personal, tintes épicos: Buena parte de los asistentes estuvo de pie más de media velada. Y cientos de cámaras de móvil dispararon sus flashes en los instantes más aplaudidos. Una moda imparable que hace vacuo el aviso inicial que suele lanzar la megafonía sobre la imposibilidad de retratar el evento.

Nadie le podrá reprochar a la banda donostiarra el ser unos rácanos en este regreso prologado por un tema de Jonnhy Cash y finiquitado con uno de Elvis Presley. Los dos pilares sonoros básicos de esta vuelta a los escenarios, sin olvidar el peso de los tremendos Wilco, también norteamericanos.

Porque Mikel Erentxun, en solitario o de la mano de Vasallo, ha encontrado en Joseba Irazoki su Nels Cline particular. El músico de Bera, un ídolo del underground, enrabieta y complementa las tonadas de los Duncan con tanto cariño como mala baba, usando para ello la guitarra acústica, la electrica, el slide o el banjo. Dejando la sensación de que si le dieran una cafetera seguro que le sacaba un par de punteos gloriosos. El resto de la banda, de marcado carácter guipuzcoano, no le va a la zaga. Con esos compinches hasta una tuna llenaría el Estadio de Anoeta.

Y las canciones, claro. Que viven instaladas en nuestro cerebro aunque nos hagamos los despistados. Porque es increíble darse cuenta de que, a lo tonto, has silbado de parranda o con los cascos por la calle más de la mitad del repertorio ejecutado. Y que, y esto es mejor noticia aún, las melodías más novedosas, las publicadas en el CD “El Duelo”, son de lo mejorcito que podía entregar una formación que en 2014 cumplirá treinta años de vida. Otro aplauso a las actualizaciones y experimentos varios, como los realizados en “Los días buenos” o “Entre salitre y sudor”. A “La barra de este hotel” le vino bien el toque Elvis, pero es que ya era un tema perfecto en su origen.

Sonaron todas las que debían sonar (solo faltaba…). En un orden que, como mandan los cánones, empezó bien y acabó por los cielos del aplauso y la locura. Duncan Dhu tuvo el detalle de dejar cantar al respetable buena parte del tema “Jardín de rosas”. También podrian haberles cedido el micro entero en “Esos ojos negros”, porque la canturrearon casi entera en uno de los descansos.

Erentxun sigue siendo el foco principal de la banda, el punto al que dirigir la mirada. Diego Vasallo continúa un paso atrás en el escenario. Espacio que abandona con suma elegancia y aire canalla cuando llega el turno de interpretar sus muy aplaudidas tonadas bajo esa voz voluntariamente castigada. Ambos enfoques, cada vez más divergentes en su concepción, casan bastante bien en este retorno. Una vuelta que tuvo el bonito detalle de invitar a Juanra Viles, el que fuera miembro de la banda en sus inicios. La interpretación de “Casablanca” en formato más acústico fue una catarata de emociones. Y El saludo del trío la foto de una noche que el público recordará como inolvidable.

Exitoso regreso de Duncan Dhu

La banda donostiarra llenó el Kursaal ofreciendo un concierto excelente en calidad y duración

“Nadie es profeta en su corazón”, cantaba Mikel Erentxun en uno de sus discos. Pero sí que puede serlo en su tierra, aunque eso le pegue un baile al refranero. Porque Duncan Dhu llenaron el Auditorio Kursaal anoche en esta gira que les ha llevado de vuelta a los escenarios. No es una novedad local: están agotando el taquillaje en todos los recintos en los que actúan. Y en Madrid lo han hecho por partida doble.

Los asistentes al evento donostiarra disfrutaron con la actuación de dos horas a cargo del mencionado cantante y su socio Diego Vasallo: Juntos, en compañía de una banda magnífica en la que destacó el polifacético guitarrista Joseba Irazoki, recuperaron con nuevos y atractivos bríos los éxitos que todos el mundo ha tarareado, silbado o meneado en menor o mayor medida: “Una calle de París”, «Jardín de Rosas»,“Esos ojos negros”, «En algún lugar», «La Casa Azul» o las bien actualizadas “La barra de este hotel“ o “Entre salitre y sudor”, . También hubo espacio para algunas de las canciones publicadas en “El Duelo”, el último de sus discos, publicado a finales del pasado verano.

Con un Erentxun como rey de la escena y Diego Vasallo en un discreto segundo plano que abandonaría en ocasiones para tomar el micro y ofrecer un elegante y rasgado contrapunto vocal, el grupo invitó a la fiesta a Juanra Viles, la que fuera tercera pata de la mesa Duncan y ahora dedicado a otras labores políticas. Cualquiera diría que quedan unos meses para que la formación cumpla los treinta años de vida. Su regreso, que esperamos no sea puntual, ha supuesto volver a recuperar aquellas grandes canciones sin tirar de melancolía (“la nostalgia solo sirve para contar estrellas“, dicen en “La última canción”, un tema de su reciente CD), permitiéndonos además poder disfrutar del nuevo toque sonoro, más guitarrero y norteamericano.

Kakkamaddafakka: por tierras noruegas

Cualquiera de las tres patas del festival encabezado por Kakkamaddafakka hará menear al personal amante de las modernas parrandas sonoras

Ellos son el mejor ejemplo del “oreja-boca-oreja” (siempre nos olvidamos de la primera parte de la frase hecha. Y habrá que escucharlos antes de opinar, digo yo). Todo asistente a sus conciertos siente la irrefrenable necesidad de expandir el mensaje y liar a más gente para la próxima actuación cercana. El ejemplo más palpable: Donostia es la única cita con entradas a la venta, tras agotar el taquillaje en Madrid y Barcelona. Porque Kakkamaddafakka, una de las formaciones más divertidas del momento, se definen como “indie rock” pero echan mano de todo lo que pueda agitar al personal: Hip hop, reggae, disco, R&B o música house.

Apadrinados por un Erlend Øye (Kings Of Convenience) que ha solido ejercer de productor de sus trabajos, la banda escandinava ha publicado tres discos en una carrera que arrancó plena de hedonismo buenrollista para ir refinándose tema a tema. El nuevo CD se llama ‘Six Months Is A Long Time’ y deja el aire despreocupado para el arranque, moviéndose luego en terrenos de mayor goce melódico. La puntería sigue innata, como bien demuestran composiciones como ‘Forever Alone’ o ‘Bill Clinton’. Los escandinavos intentan “hacer canciones bailables. Construir ese tipo de canción clásica que siempre funciona en los clubs”.

El titulo habla sobre la relatividad del tiempo: “Discutimos mucho sobre si seis meses era mucho tiempo o no. No nos vamos a quejar, la idea nos sirvió al menos para ponerle nombre al álbum”. Y por el mismo precio le hicieron un homenaje a la banda más famosa de Manchester. “Nos dimos cuenta de que ‘Six months is a long time’ es una frase del tema ‘Shoplifters of The World’, de nuestros adorados The Smiths”.

No abandonamos la ciudad industrial inglesa. De aquella urbe viene otra de las estrellas de la noche, el DJ Graeme Park. El antiguo pinchadiscos de La Hacienda llega a Donostia para honrar los sonidos de aquel templo del sonido ‘Madchester’ construido alrededor del sello Factory Records (¿recuerdan la película ‘24 Hour Party People’?). Quienes gusten de agitarse con los pelotazos de 808 State, New Order, Happy Mondays y otras luminarias que mezclaban jarana y pop ya saben por dónde hay que pasarse este sábado noche.

La celebración se completa con la actuación de Planeta Leta. Encabezados por Letamendia, batería de El Inquilino Comunista y antiguo pegador en WAS, su propuesta va a juego con la noche, ofreciendo músicas de corte moderno.

Euros Childs: Situation Comedy

Pop
2 estrellas

El algún sitio entre Divine Comedy, el vodevil y el pop setentero británico se ha hecho una casita el antiguo cantor de Gorky´s Cygotic Mynci. Coqueta y agradable, soleada y plena de optimismo melódico, esta choza es una sonrisilla constante. Con temas algo intrincados para nuestro oído aburguesado, pero bien alumbrados todos. Y se puede descargar gratis desde su web. Lo de donar algo a cambio lo dejamos por casi imposible.

Jeremy Jay: Abandoned Apartments

Pop
1 estrella

Arranca tedioso el nuevo disco de Jeremy Jay, con esa suerte de funk dejado que borda Sean Nicholas Savage, muy presente en la escucha de este CD lleno de sonidos de plástico. El problema es que el disco cae sin freno. Ni tirando para el rollo New Wave eleva el vuelo. Al susurrante Jay le pilla lacio el envoltorio ochenteno modernote. Mucho me temo que el apartamento que vas a abandonar, Jay, es el de K Records. Vaya truño.

Molly Drake: S/T

Pop
2 estrellas

Sí, es la madre del famoso Nick Drake. Ella también hizo sus pinitos al piano y la voz, en unas canciones ahora editadas en formato físico. Grabadas al calor de su chimenea en los años 50, lo que más asombra de estas bellas tonadas ensoñadoras y de escenario añejo es el peso de las mismas en los intrincados pasajes tristes de su churumbel. Escucha la conexión en “Poor man” y otros temas presentes en mollydrake.bandcamp.com

Youth Lagoon: pop de capilla

La iglesia donostiarra de Zorroaga acoge su primera actuación profana, con los flotantes Youth Lagoon como atractivo.
 

Alabado sea el cielo y la tierra: Donostia sigue apostando por realizar actuaciones en sitios tan atractivos como poco habituales. Si bien lo de tocar en iglesias desacralizadas es algo conocido en Holanda o Gran Bretaña (donde hay hasta estudios de grabación alojados en ellas), es la primera vez que un templo donostiarra de este tipo acoge un acto pagano. Si no nos falla la memoria, Barroco y coros han sido los únicos sonidos autorizados en la Iglesia de Zorroaga. Hasta hoy. Y para que la celebración sea digna de brindis, habrá un bar montado para la ocasión.

Yo he visto celebrar conciertos folk en capillas de Estocolmo, o una actuación de Peter Hook en la catedral de Manchester. Y la británica Union Chapell es un emplazamiento espectacular que cuenta con una programación habitual. Pero, a diferencia de las extranjeras, la nuestra aún tiene carácter sagrado”, nos cuenta el organizador Sergio Cruzado, “La gestión eclesiástica fue más sencilla de lo esperado. No me pusieron ninguna pega. Creo que muchos conciertos no se realizan en sitios especiales porque la gente no se atreve a proponer cosas”.

Una vez abierta la veda, el párroco puede dormir tranquilo. Los elegidos, Youth Lagoon, no le van a dejar la casa patas arriba, antojándose bastante adecuados para este estreno. La banda norteamericana surge de la cabeza del joven Trevor Powers, quien con apenas 23 años ya ha tenido tiempo de entregar un debut interesante y una continuación que ahora presenta, titulada “Wondrous Bughouse”, realmente atractiva.

¿A qué suena este nuevo trabajo? Los modernetes les hablarán de Tame Impala y esos grupos electrónicos que usan sus digitalismos y sus exageradas reverberaciones para construir evocadores pasajes poperos. O de Animal Collective, lo cual no es gratuito. El nuevo CD de estas jóvenes lagunas ha sido producido por el encargado de perfeccionar los sonidos de aquel colectivo, el señor Ben Allen. Los “viejóvenes” mencionarán a Mercury Rev y las producciones vaporosas de Dave Fridmann. O mentarán el lado más asequible de Spectrum. Y los casi jubilados indies recordarán las diabluras psicodélicas que los Beatles realizaban sobre aquel cinturón que eran las grabadora de dos pistas.

La velada se iniciará con Absolutely Free, que además de ser el título del segundo álbum de Mothers Of Invention es el nombre de una banda canadiense que hace preciosa música astral-kraut y entrega singles con caras B de siete minutos. Tomen asiento y disfruten.