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Mini Estadi Rock

El titular de esta crónica hace referencia, ya lo saben, al campo de futbol pequeño (bueno, oye, que tiene capacidad para 15.000 espectadores) del omnipresente Barcelona FC. Césped sobre el que los cachorros se aprenden la lección del Coelho que dirige el primer equipo. Normalmente, ante poca gente. Los realmente interesados en el fútbol base. Esos que, culturalmente, se acercan a la sala Gazteszena a ver los conciertos de bandas nacionales que, por Rasca o por Pica, deberían funcionar a niveles de mayor audiencia. Como las del pasado jueves.

El silbido inicial corrió a cargo de los vizcaínos Smile. Y como la prensa ya ha hollado antes esta cima, diremos que acierta y mucho cuando los define como una mezcla de «la filosofía surfera, devoción por la Americana -el estilo, no la chaqueta- y las armonías californianas del tránsito de los 60 a los 70». Impecables en lo suyo, las canciones son un ejercicio de estilo, con todo lo que ello acarrea. La voz principal, a cargo del inglés John Franks (que bien podría hacer de Stuart Murdoch en cualquier biopic, dada su semejanza física con el cantante de Belle and Sebastián), es dulce y tersa, afianzando el lado más soft-pop de la propuesta.

A ratos Fleetwood Mac, a ratos (muchos) Jayhawks. Sin olvidar ni por asomo a Crosby, Still & Nash. El paseo fue soleado y, como su propio nombre indica, bastante feliz y sonriente. La única pega, mínima: en ocasiones les falta malicia compositiva, un poco de cabreo en las partituras, algo que te haga pegar un respingo de autenticidad.

Con una sala ya bien pisada de gente se presentaron los gallegos Catpeople para ofrecer un concierto perfecto. Si como perfecto entendemos alguna de las siguientes apreciaciones: no desentonar en un estadio de fútbol (aunque los grupos nacionales no suelan capitanear esos carteles, los vigueses serían la apuesta española más digna) y proponer un estudiado listado de composiciones que va poco a poco buscando el climax final.

Su pop guitarrero es más británico que el té de las cinco y el hooligan comiendo paella en una terraza. Contagioso y emotivo, jovial y con tendencia a la épica, pueden abanderar con orgullo la hipotética insignia que les identifique como los Editors españoles.

Publicado enCríticas de conciertos

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