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Los Planetas: Para todos los gustos

Arrancaba el escenario sonoro más relevante de nuestra Semana Grande con la actuación Los Planetas. La formación más importante, por recorrido y tirón, del pop independiente nacional. Aunque eso del tirón no pareció confirmarse en la explanada de Sagüés.

Quien sabe si por la coincidencia con la actuación de Bebe en la Parte Vieja más pirata, o por la adversa climatología, pero la explanada presentó una floja entrada.

Segunda sorpresa: El volumen de la actuación. Un tema infinito, carne de Sirimiri. Para unos suficiente, para otros insignificante, ridículo. Máxime cuando lo que ofreces son bandas de guitarras distorsionadas y mantras infinitos que ya has degustado cerca de un amplificador. Tras confirmar que la potencia contratada es idéntica a la de años anteriores, la pirueta -flagrante en el arranque, mejor al final- pareció obra del técnico de sonido.

La explicación más divertida que escuchamos la noche del sábado fue la siguiente: “Sonaba muy bien, porque al cantante se le entendía todo”. Algo habitual y voluntario en el 99% de las formaciones. Pero la que hoy nos ocupa ha hecho siempre gala de lo contrario. J, su cantante, se ha expresado entre murmullos toda su vida, ya fueran discos, conciertos, entrevistas o peticiones del menú del día en la tasca del barrio.

Así que nuestros mimados oídos disfrutaron de una primera parte aflamencada, la que predomina en el último CD de los andaluces. Es la que menos engancha a sus viejos fans, por más que sea un giro consecuente y valiente. Aunque también hubo espacio para las bellezas pop. Unas joyas lánguidas que salieron ganando con la pulcritud de este sonido Calgonit. Pero a nosotros nos gusta la cal de nuestra centrifugadora rockera, esa que impacta por sonido y su concepto, la que aturde de manera juvenil nuestros adentros. La que Los Planetas nos ofrecieron tras el diluvio sufrido a mitad de actuación.

En Donostia se aplaudieron y corearon temas como“Santos que yo te pinté”, “Segundo premio” -con Guille Mostaza, del grupo Ellos, a los coros-, “Canción del fin del mundo”, “Un buen día” (y su irónico redoble de batería) y “Pesadilla en el parque de atracciones”. Los bises se cerraron con la enorme “De Viaje”. Y la nota mental de que nuestro próximo encuentro planetario se producirá en un escenario con techo.

Publicado enCríticas de conciertos

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