Saltar al contenido

La Guardia: Solo es rock, pero me gusta

Noche de aniversarios la del pasado jueves en el Victoria Eugenia. Los 25 años de historia del grupo andaluz La Guardia se topaban en Donostia con la entrega de la primera edición del premio Ciudadano 100 a Mikel Erentxun, con motivo de la celebración del día 100 por parte de la radiofónica cadena. ¿Hace falta detallar cual?

El dicharachero presentador, capaz de imprimir dinamismo a una carrera de caracoles, hizo entrega del galardón al donostiarra por su carrera discográfica y su apoyo a causas humanitarias. El cantante anunció que su nuevo trabajo, ya en ciernes, será más relajado y tranquilo. Buscando reafirmar esa idea personal, se despidió del respetable con un «El rock and roll ha muerto.Momentáneamente».

Menos mal que el quinteto granadino que iba a salir a continuación estaba ocupado planchando sus pantalones vaqueros (todos los músicos llevaban dicha tela), porque sino se hubiera montado una representación amateur de la obra Urtain, estrenada hace unos días en idéntico emplazamiento.

Lo de Miguel España y los suyos siempre ha sido el rock. Con tintes poperos, vale, pero sin muchas dudas sobre el concepto. A veces tex-mex, otras de carretera y manta, tejana, bluesera, country o rockabilly. Pero siempre rockera.

Con un comienzo más tranquilo y un final desatado, el ejercicio de nostalgia habitual de estos casos se pasó con nota. Los músicos mantuvieron el nervio pretérito, destacando el habilidoso Barragán y sus innumerables paseos, saltos y punteos de todos los colores.

La banda conectó con el público, preferentemente femenino. El cantante, quien pareció sufrir el brillo de los focos durante la velada, ejerció de Hombre AXE buscando con los brazos en alto las palmas del público. Las encontró siempre.

La noche contó con colaboraciones vocales especiales (Susana Alva de Efecto Mariposa, Joaquín Padilla de Iguana Tango, Pablo Perea de La Trampa, Juan Valverde de La Caja de Pandora y el propio Erentxun en un tema que parecía sacado del catálogo Duncan). Voces que añadieron potencia al habitual tono cálido del granadino.

Tras un medley final en el que sonaron desde Led Zeppelin hasta el Sharona de The Knack y un par de archiconocidas versiones de Antonio Flores y Burning, la banda y su prole de aliados se despidieron desde el tablado donostiarra dejando un buen sabor de boca a los asistentes.

Publicado enCríticas de conciertos

Sé el primero en comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *