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Bide Ertzean: Los chicos del 36

Intérpretes: Mikel Aranzabal, Bide Ertzean
Día: 15 Noviembre 2006
Lugar: Sala Gazteszena (Donostia)
Asistencia: unas 250 personas

Bastante papel el que se gastó en la taquilla de la sala Gazteszena de Egía para ser un miércoles a la noche. Los tolosarras Bide Ertzean presentaban nuevo disco, “Non dira”.

Una pregunta lanzada al viento buscando saber qué pasó, entre otros muchos, con el abuelo y tatarabuelo de los hermanos Ubeda, miembros de la banda tolosarra. Una familia que en la Guerra Civil sufrió los rigores de la contienda.

Aunque para rigores, escénicos, los que sufrió el telonero Mikel Aranzabal. Nervioso como un flan, el nuevo “Bardo de Orio” (y antiguo integrante del grupo Gaitza) apareció acompañado de su guitarra acústica y unas canciones de cantautor moderno que con el paso de los escenarios podrán disfrutarse con mayor soltura.

Y veníamos lanzados a ver a Bide Ertzean. Porque hace un par de meses, cuando Coti aterrizó en el aniversario de la antigua capital guipuzcoana, el quinteto le abrió la noche con un concierto lleno de energía y melodía, rompiendo el mito de “banda tranquila” que se sustenta en sus pausados trabajos discográficos.

Unas canciones que van abandonando poco a poco el regusto brit-pop que las envolvía para navegar hacia la Norteamérica de melodías rockeras. Guitarreras y algo sucias, con muchos coros, pero melodías al fin y al cabo. Parece que la inclusión de Joserra Semperena como miembro fijo de la banda les ha iluminado un camino ya de por sí bastante definido.

El concierto donostiarra comenzó despertando en nuestro paladar los sabores de su última actuación. Con explicaciones sobre las influencias que han parido este disco-denuncia: Una historia sobre el frente contada “por un viejo gudari guipuzcoano”, el peso que “Las Dones del 36” (las mujeres del 36) catalanas han tenido en este trabajo por su defensa de los ideales y las reivindicaciones sufragistas e igualitarias.

Sobre el escenario les acompañaron en distintos momentos Gorka Urbizu (cantante de Berri Txarrak) y un Mikel Erentxun que lo bordó a la hora de cantar en euskera. Quique González también estaba anunciado, pero al madrileño le surgieron otras obligaciones.

En la zona media del concierto la lista de canciones se relajó, prestando atención a las guitarras desenchufadas y las cadencias sosegadas. En esos momentos a algunos les hace falta un pelo para unirse al sector que califica sus discos (con cierta educación) como de “grupo acústico”.

El último tercio fue el de entrar a matar y la banda no falló. Volvieron los bríos, los aciertos melódicos y los estribillos de eterno tarareo. Estamos ante un gozoso “rara avis” del pop vasco. Una banda que sabe decorar ideas reivindicativas con sonidos tan poco conceptuales como el rock y el pop. Unas músicas que nos ponen las pilas, y que tienen en Bide Ertzean unos más que dignos representantes locales.

Publicado enCríticas de conciertos

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