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Mes: marzo 2005

Blaze: Aperturista

Jazz aperturista el previsto para el próximo jueves en el Be Bop donostiarra (y al dia siguiente en el Auditorio Gezala de Lezo) de la mano de la promotora local Taupa.

El combo norteamericano Blaze aterriza en Guipuzcoa dentro de su gira nacional, colección de fechas que les lleva por 15 puntos de la península para mostrar esos sonidos de inspiración clásica a la que tan bien le sientan las moderneces.

Que si un sampler por aquí, que si scratches de tocadiscos por allá. Sin perder la senda tradicional pero abriendo la mente y actualizando los viejos esquemas con elementos de actualidad. De eso hay y mucho en “Aural Karate”, el último de los discos publicados bajo el nombre de Blaze.

A Euskadi vienen, en ésta su tercera gira nacional, con una formación de cuarteto (Brannen Temple a la batería y disparando las maquinitas, Phillipe Vieux al saxo tenor, Andy Langham al teclado y Edwin Livingston al bajo eléctrico). Con el primero de ellos, ideólogo y principal impulsor del grupo, charlamos sobre la infinidad de colores que se pueden vislumbrar en el calidoscopio musical de esta banda norteamericana.

“Bueno, en dos palabras, podríamos decir que Blaze es una mezcla de funk, jazz, hip hop y electrónica, tomados todos ellos de manera muy libre. Aunque soy fan de mil y un estilos de música y debo ser sincero con mi corazón. Tomo elementos que me gustan sin importarme a qué estilo pertenezcan”, nos cuenta Temple.

Por mucho que mezclemos de diferentes envases sonoros, dejemos las cosas claras desde el principio. “Adoro el jazz. Es un estilo complicado a la hora de tocar, pero no lo abandonaré jamás. Amo y respeto este tipo de música. Es un honor poder practicar y acercarse a esta forma artística”.

Pues más de un purista, de esos que aplauden la ristra de influencias que aparecen en tu web (www.brannentemple.com), te habrá echado en cara los detalles electrónicos que utilizas. “Bueno, mucha gente me lo dice, es verdad. Pero qué le voy a hacer. A mi me gusta probar y salsear”. Pues, sin ser predominantes, no quedan nada mal en el conjunto total de sonidos.

Seguro que el rap y el resto de músicas negras, por ejemplo, también viajan en tu reproductor de CDs. Su poso también se puede intuir sin gran esfuerzo entre las canciones de Blaze. “Adoro el rap y el hip hop, el soul y el jazz”. Pero esas músicas tienen espacio, en mayor o menos medida, para las voces. Opción que tu has desechado de tu proyecto instrumental Blaze. “Pienso que no estoy en ese punto. Quién sabe, quizás en el futuro. Hicimos pruebas con una cantante en Taiwan, y la verdad es que no estuvo nada mal”.

Nuestro pegador también hizo ejercicios de oficio para Janet Jackson, Alejandro Escovedo, Sheena E y Kevin Paige entre otros. ”De todos extraje buenas experiencias. La vida te da lecciones, es un continuo aprendizaje. Toma lo bueno y pasa del resto”. Ese conciliador enfoque predomina en toda la conversación. Brannen Temple es baptista (“doy gracias a Dios por mis dones”, se puede leer en su página de Internet) y colaboró en su mocedad con la iglesia de su ciudad.

Ahora acaba de grabar su primer disco en solitario y lo que será el cuarto disco de Blaze, canciones que podremos escuchar en Donostia y Lezo. Para tenerlas en formato casero, deberemos esperar un poco más. Aún no tienen casa madre por estos lares. “Bueno, estoy más que dispuesto a escuchar ofertas. ¡Si hay algún editor discográfico que lea estas líneas, que me escriba!”.

Bukowski CD Volumen 1

Nueva York y Barcelona, ciudades siempre exportadoras, tienen sus locales emblema, esos que aparecen el películas de culto y anuncios de multinacionales con el mismo rubor. Nuestra costera capital, pequeña y snob ella, navega como siempre entre tantas aguas que no acaba por bañarse en ninguna. Salvo honrosas excepciones, claro. Esas que cimentan la ciudades que quieren avanzar y que florecerán, a ojos del gran público, cuando ya sean historia. Dentro de 5, 10 o 40 años…

Quizás el Bukowski sea una de ellas. Acaso lo pensaba el escritor, que vivió también a medio camino entre el reniego colectivo y el salvajismo personal. Lugar de encuentro de inquietudes culturales, el local hostelero situado en la subida al barrio de Egía se fue convirtiendo, sin ruido, con sólo abrir sus puertas, en sala de proyección. Bajo su techo era usual ver a gentes que dirigían películas mudas, cantaban en inglés, hablaban en euskera o escribían sus pequeños textos periodísticos en castellano.

En el “Bukos” también recalaban las bandas noveles, por allá pasaba la ciudad más activa e impulsiva. Reuniéndose en su “sala de estar”, sobre y frente al escenario, se podía observar un barrio y una ciudad en constante regeneración.

Y por allí desfilaron todos y cada uno de los grupos que suenan en este CD. Una muestra plural y abierta, siempre con tendencia a subir el potenciómetro del Marshall, sin olvidar la provocación que los ímpetus juveniles conllevan.

Todos ellos colaboraron en crear magia donde otros únicamente ven paredes rojas. Cuantas noches que nacieron para coger una película en el videoclub de la calle Ametzagaña y acabaron en sábanas ajenas gracias a la magia del Bukowski, el Bukos y su fun-fun…

Sería hortera acabar con un “larga vida al Bukowski”, porque sabemos que ésta pende de un hilo. Además, uno de sus principales valores fue el de vivir en el anonimato y la sencillez, lejos de los carteles a color y fiestas promocionales, llegando a metas altas con actividades humildes y necesarias. Porque la inquietud, amigos, no se puede comprar.

Destroyer + Frog Eyes

Destroyer + Frog eyes (Gazteleku Zarauz)

Fresquita cita en Zarauz (2 grados en la calle) para ver a Daniel Bejar y su proyecto Destroyer, que venía a presentarnos “Your Blues”, su nuevo CD. Por la calle, ni un alma. En el Gazteleku de la ciudad costera, unas pocas más. Parece que los viernes son peleones para las melodías emotivas.

Abrió el evento Frog Eyes, formación de acompañamiento del señor Bejar en el concierto posterior. Duramos poco, mientras nos lamentábamos de que el señor guitarrista-cantante se hubiera dejado la medicación en el avión. Si las canciones deben transmitir sensaciones, nosotros acabamos calados de esquizofrenia pop con un punto Franz Ferdinand. No me hagan recordarlo, que me entran unas ganas terribles de invadir Polonia.

Dicho desequilibrio melódico contagió en demasía al autor de “Your Blues”, un disco repleto de aciertos sonoros, a medio camino entre el pop del primer David Bowie y el folk. Allá donde las canciones sonaban dulces, ahora, gracias al hiperactivo guitarrista antes nombrado, lo hacían nerviosas y tensas. Nos dedicamos a tararear los originales, inhibiéndoles todo el sebo de concierto. Al llegar a casa, recuperamos el CD y nos quitamos la radioactividad de encima. Pudo haber sido, pero no fue.