Asistimos a la presentación y firma de ejemplares del libro “De Cabeza. Para qué sirve un siquiatra”.
Aunque el título parezca querer justificar la existencia de una labor médica, la obra está escrita tete a tete por el siquiatra Imanol Querejeta y el periodista Javier Vizcaíno, rebautizado “Ramón Vizcaíno” por Lerenda (Será por su férrea personalidad, digo yo).
El Fnac donostiarra estaba hasta arriba y más allá, traducible en ¿70-90 personas?, lo cual redundó en la sonoridad vocal. A los del Fondo Norte, cercanos a la barra, nos costaba bastante escuchar las respuestas y sobre todo las preguntas de los asistentes. Y hubo muchas.
Pienso que la gente agradece poder tener a un siquiatra a tiro. Y sobre todo, un siquiatra que sepa comunicar, que sepa hablar con la gente, que sepa poner en lenguaje normalito la serie de términos médicos que abundan en su vida laboral. Mirar a la gente a los ojos, que dice Sonia
El propio Querejeta indicaba cómo hay que explicarle a los pacientes lo que tienen, y lo que toman, y como se llama exactamente, que eso de “una verde a la mañana y una azul a la tarde” poco vale si te olvidas las cápsulas en casa estando de vacaciones. O aclarar la terminología “1-0-1”, una a la mañana y una a la noche, poco comprensible en ocasiones para pacientes y humanos en general.
Muchas de las cuestiones que yo escuché (no llegué a “en punto”) giraban sobre el stress y la ansiedad, términos generales no comprometedores que en mayor o menor medida todos tenemos. Seguro que usted tiene otro montón de dudas o preguntas sobre el tema, particulares o generales, y creo que en eso le ayudará esta publicación.
El libro está construido en base a la fórmula “pregunta-respuesta”, e intuyo recopila las cuestiones que habitualmente el médico trata en voz alta en “Más que Palabras”, el matinal de Vizcaíno en Radio Euskadi. Un primer vistazo confirma la idea que los autores explican en la contraportada, que este “no es un libro de autoayuda”, sino una consecución, agrupado por temas, de cuestiones de duda común.
Vizcaíno ahondaba después, en la tertulia de bar, en esta idea. Y charlamos sobre la importancia que tienen o dejan de tener las empresas farmaceúticas en la creación de síndromes que más tarde se tratarán con pastillicas, la estupidez de algunas definiciones como la de «síndrome post vacacional», las necesidades actuales de tener todo bien definido (y tratado), cómo nos afecta lo mismo -cómo tiene la misma respuesta- el pinchazo de una rueda de nuestro coche que la aniquilación de algun grupo étnico en Africa, lo que ha descendido nuestro espectro de dolor, el poco aguante actual en las relaciones de pareja….
Apasionante la explicación de Querejeta en la misma barra sobre lo que es un electroshock en la actualidad. ¡Tiene hasta buena pinta! Anestesia general de 5 minutos, un relajante muscular, 3 enfermeras, una máquina que controla cuanta han de darte y que si ve algún valor erróneo deja de emitir potencia. Y al rato a tu casa que te vas.
Tal y como lo explicaba, pausado, cercano, el doctor, miedo me da que se ponga de moda como complemento al botox 😀
Aviso para capciosos: Pagué religiosamente, orando aquí y allá, por mi copia