Selectividad musical en Madrid

Vuelve la corte, las maneras elevadas, los besamanos y los bufones. Madrid se unirá pronto a Barcelona en la lista de ciudades peninsulares en las que va a estar regulado tocar en la calle. ¿Y decíais que pasear era lo único que que se podía hacer gratis? Pues después de privatizar el aparcamiento callejero, y la ocupación de las aceras por parte de los bares, llega ahora esta nueva iniciativa controladora/cobradora.

No seré yo quien diga que todos los músicos callejeros son Hendrix o Rachmaninoff en potencia. Como tampoco diré que hay alguna terraza hostielera que no se pasa en los cobros por un par de hielos en un vaso de café. Pero jamás se me ocurriría hacer pasar a los rasgacuerdas un control de calidad. Máxime cuando algunos de los que examinan no pasaron ni un psicotécnico para realizar sus labores diarias.

¿Cuál será el perfil de los examinadores?¿Serán gente de conservatorio?¿Críticos musicales?¿Músicos que consiguen vivir de ello sin tener que pisar la calle?¿vendedores de instrumentos?¿Campeones de air guitar?¿reyes del karaoke?¿Fans de los 40? Créanme, he estado en jurados de maquetas y la mezcla de todos ellos era bien divertida para tomar potes, pero algo menos a la hora de ponerse de acuerdo.

¿Habrá que darse de alta en autónomos?¿Influirán en los descensos de las tasas de paro?¿Si eres famoso te caerá una multa? Porque esa podría ser una buena forma de quejarse, eh, Sabina y Serrano?

¿Y qué hará que pases o no el examen?¿Puntúa más un chotis que una seguidilla?¿Montarán zonas temáticas, en plan “chueca para el pop nacional y Embajadores para el pop anglófilo»? Que Fuengirola está más cerca de lo que creemos, y Madrid es una ciudad que acaba de dilapidar 30 años de Festival de Jazz.

Uno ve hasta razonable que los ejecutantes (no vi ninguno que lo hiciera mal hasta hoy, más allá de mis gustos musicales) quieran ponerse donde está la acción, como los hosteleros o los hombres anuncio. Allá se va a ganar pasta, como todos. Pero claro, que algunos o muchos de estos músicos sean parte el lobby de “extranjeros que no tienen otro sustento” también parece jugar contra ellos. Han llegado los últimos al reparto del pastel. Y llevan las de perder ante las quejas de esos camareros que miran con recelos los sones húngaros que pueblan el ambiente antes del pase de la gorra de turno. O esos vecinos que llevan siglos chillando contra el barullo comercial y humano de Fuencarral y para los que estos conciertos no son ni relevantes

Bueno, es una forma de intentar poner algo de orden, con sus fallos y sus cagadas monumentales. Y sus monetizaciones (200 euros de multa). Pero me resulta incomprensible que, más allá de la comprensible limitación horaria , uno no pueda alejarse del centro y tocar donde le salga del diapasón si se mantiene por debajo de (los bajos) límites sonoros de estas cuestiones. O allá donde las viviendas se ven pequeñitas, caso de un parque o una zona de congresos apartada. Joder, que ya hemos pasado por Ella Baila Sola. Que nada puede ser peor.

Y todo esto sin olvidar las dificultades existentes en la capital de España para poder tocar en bares. Vaya buena pinta que está cogiendo nuestra cultura de follar en casa con la luz apagada. Esa es la única música admitida por ahora. Hasta que llegue el examinador y te multe porque no lo haces para procrear.