Parafraseando uno de los discos más famosos de Paul Heaton, esa es la diferencia (negativa) a la hora de montar actuaciones entre nuestro país y occidente. Dejando de lado el ya casi indigno coste del alquiler de salas, en la capital del reino, los “artistas urbanos” podrán ser multados con hasta 750 euros ( 1 | 2 )
La arbitrariedad del agente de turno, quien sabe si fan de Macaco o Alejandro Sanz, podría (en verdad no lo están haciendo por un vacío legal, según parece) soltar una receta de entre 1 y 750 euros a quien toque con amplificadores, “independientemente del lugar donde se realicen, si molestan o no molestan a los vecinos y si hacen más o menos ruido“
En Londres, mientras, se va a aprobar una ley que permitirá que los establecimientos cuyo aforo no supere las doscientas personas no deban pedir licencias cada vez que quieran organizar un concierto.
Será que la industria musical tiene más fuerza. Que hay más cultura de live acts. Que lo ven como una oportunidad para relanzar la hostelería. Que quieren eliminar trámites innecesarios. Que la cultura de calle no es una amenaza. Será, será…que allí es de interés económico y cultural y aquí no.
PD: Barcelona ya planteó a principios de año una iniciativa similar a la británica, pero la pregunta que les formulamos vía web no tuvo respuesta, y no conseguimos encontrar el PDF de turno en su mastodóntica web. ¿Y Donostia, cómo va en este sentido?