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Etiqueta: Ryo Ogihara

Jazzaldia 2019: Un cierre para todos los públicos

Las terrazas del Kursaal clausuraron su programación con una gran afluencia de gente.

¡Cómo cambia el Jazzaldia con el buen tiempo! Tras un par de días de paseos plastificados cual Leslie Nielsen en las escenas de amor de “Agárralo como puedas” y algunos eventos suspendidos por trombas variadas, el sol volvió a lo alto y con él las estampas habituales de estos espacios gratuitos: cientos de personas en la zona del Kursaal con toda la atención puesta en los conjuntos musicales. En esa situación inmejorable siempre brotan los “problemillas del primer mundo”: Que si es difícil pasar de un sitio a otro, que si qué de carritos, qué de patinetes, qué de… ganas de disfrutar de los conciertos, demonio. “Qué calor, ya podía llover”, dijo un espectador de la Reunion Big Band. No pudimos sino reírle la ocurrencia.

Fiel a su tradición el Jazzaldia colocó una “big band” para dar comienzo a la última jornada. Un formato que este año ha tenido excelentes ejemplos en la programación y que clausuraba su presencia con decenas de personas atendiendo al Espacio Frigo. Los veintiún integrantes de la Reunion Big Band nos trasladaron a los mundos del swing (el “flow” del siglo pasado, muchachos), el boogaloo, la bossa nova y las músicas encantadoras con la suavidad de una brisa marina y el frescor de un chapuzón. Fue como ir en crucero pero sin marearse.

Los asistentes, de corte familiar, gozaron con las canciones de esta numerosa orquesta y aplaudieron en consecuencia. Porque el Jazzaldia es para todos los públicos: los chavales y chavalas criban la arena por la noche bailando, los “menos chavales” disfrutan en las músicas añejas, unos pagan por ver conciertos y otros pasean por estas zonas sin cargo, aquellos se pirran por el jazz y el resto destaca la oferta paralela.

En el txoko Coca-Cola se desfogaban unos “perros viejos” de la escena local. Los más paseados recordaran a varios integrantes de la Hot Potato Blues Band como parte del mobiliario sónico de La Gatera, aquel bunker defensor de los sonidos del Misisipi que había en la donostiarra Plaza Easo. Estos creadores eran entonces miembros de Blues Stop, luego fueron Lau Behi y ahora estas “patatas calientes”. Su música sigue siendo clásica – el blues es más pétreo que las rocas del espigón-, mas su ejercicio de estilo fue enérgico, contagioso y muy jaleado. Tanto que pudieron hasta disfrutar de esos aplausos ”jazzeros” que se ofrecen al acabar un solo, un gesto poco habitual en su palo sonoro.

Tan potentes y tan fuertes sonaban que sus guitarrazos llegaban, diluidos, hasta la Terraza Heineken. En ella se explayaban los compinches de Lurpekariak, una apetitosa “marcianada” de raíces locales y naturaleza libertina. Con una formación en claro homenaje a Ornette Coleman (dos contrabajos, dos baterías, trompeta y voces), sus temas fueron de una riqueza experimental que a veces dislocaba y otras hacía alucinar. Hubo pasajes oníricos, gritos africanos y batidoras de timbales. Deconstruyeron el “Aita San Migel” y recuperaron danzas a las que insuflaron un apacible aire extraterrestre. Contaron con la colaboración del bertsolari Sustrai Colina, el más “sano” de toda la mezcla. Lurpekariak quizás no sean plato de buen gusto para algunos oídos pero es un gusto ver platos así en estos festivales.

La programación de estas terrazas anunciaba un fin de fiesta lleno de tracas con las actuaciones de varios combos japoneses (Yuri Arimasa- Ryo Ogihara, Ai Kuwabara The Project), revueltos acústico-electrónicos (Nasim Quartet), formaciones hard-bop (Xvr Estévez Sextet) y atronadores dúos locales (Anai).

Un arranque de película

Hasta músicos que han tocado para Woody Allen se cuelan en los seductores conciertos previstos estos días en las terrazas del Kursaal

«Si funciona, no lo toques”, reza uno de los dichos populares de nuestra tierra. Y el Jazzaldia se ha tatuado esa frase en el brazo que programa las actuaciones en las terrazas del Kursaal. Tres escenarios que acompañan al “verde”, el potente de la playa, con una oferta que busca innovar, entretener y fascinar. Parafraseando aquel anuncio de detergentes, diremos que el eslogan para estos espacios gratuitos bien pudiera ser el de “busque, compare, y si encuentra algo mejor…siéntese a escucharlo”.
Arranquemos esta tarde de Jazz Band Ball con dos aristas bien atractivas. La japonesa Rei defenderá su blues-rock vital y enérgico. En la otra esquina estilística se topará con el cantante Ola Onabulé. Un caballero del soul que unirá la vitalidad africana con el refinado estilo londinense.

Los amantes de los sonidos clásicos no se perderán al Dan Barrett Classic Jazz All Stars. El trombonista Barret tiene un currículo de ministro: miembro de la orquesta de Benny Goodman, músico de Mel Tormé y Tony Bennett y soplador en las bandas sonoras de Woody Allen (“Balas sobre Broadway”,”Poderosa Afrodita” y”Todos dicen I love you”).

Sin salir del mundo del celuloide llegaremos a “Love & Revenge”, combinado de imágenes y sonidos árabes que llenará de vanguardia la trasera del Kursaal. La Saxophone Con-Clave propondrá una mezcla libre y suculenta de las obras de compositores como John Coltrane con la “sabrosura” caribeña. Y no menos vitalista se presenta el trío Elkano Browning Cream de Mikel Azpiroz.

El festivo jueves atardecerá con los casi veinte músicos de la Curt Wilson Alumni Jazz Band pregonando sus amores jazzeros, mientras el swing de la no menos populosa Long Island Sound Vocal Jazz llegará peligrosa y refrescante como el cóctel que homenajean. La joven y televisiva Ainhoa Larrañaga (Go!azen) inundará el espacio de dulzura y el pianista Adrien Brandeis promete fusionar el jazz tradicional con tendencias más modernas. Desde Musikene arribarán potentes combos de funk (The Funk & Risketeers), vanguardismo (Ekhilore Quintet) y hard-bop (Xahu).

En un brinco nos ponemos en un viernes que ofertará la calmada oscuridad de Sara Zozaya, el toque oriental de Ai Kuwabara y la parranda de Javier López Jaso-Marcelo Escrich Quartet. Un conjunto que une la música clásica, la argentina, la francesa y el folclore vasco. ¡Ahí es nada! Los órganos Hammond destacarán en los sets de Fredi Peláez Trio y Organizing. La ensoñación la firmarán Juan José Cabillas with Strings y el Züm Trio francés.

El sábado 27 de julio Yuki Arimasa y Ryo Ogihara charlarán con piano y voz sobre exquisitas partituras mientras el Chihiro Yamanaka Trio sonará lírico en sus pulsaciones. La fiesta explotará con el ska de La Amaika Rude Sound y una Broken Brothers Brass Band de charangueras fusiones. Las Hermanas Caronni y las bandas Ro y No-Land Trio completarán la programación sabatina.

Y si un Jazzaldia no coloca “big bands” un domingo a la tarde es que ha perdido el norte. La Reunion Big Band hará las delicias de los aficionados a este tipo de formaciones. El Xvr Estévez Sextet será una buena continuación para esos fans. La sesión de cierre se completará con la apertura de miras del Nasim Quartet, la fusión vasco-norteamericana de Lurpekariak, la potencia rock del dúo Anai y el blues local de Hot Potato Blues Band.