Intérpretes: Nathy Peluso (voz), Tito Bonacera (bajo), Francisco Alducín (batería), Didi Gutman (teclado), Juanma Montoya (guitarra), Erik Ibars (percusión), Albert Costa (trombón), Yurisbel Hernández (trompeta). Lugar: Auditorio Kursaal (Donostia). Día: 12/10/2021. Asistencia: unas 1600 personas.
La cantante Nathy Peluso llegaba a Donostia en uno de sus picos de popularidad. Y como sucede hoy en día con estos momentos de éxito, el momento de fama ha tenido sus detractores. La argentina y C. Tangana han grabado juntos “Ateo”, la canción más escuchada estos días en las plataformas digitales. Claro que no se les ha ocurrido otra cosa que grabar el vídeo promocional en el interior de la Catedral de Toledo, ejecutando sus “perreos” sobre la sacristía y los espacios aledaños. Esta juventud…
Las nuevas generaciones – musicales, se entiende- tienen menos reparo. Mezclan idiomas sin mayores complicaciones. Son más directos y visuales, como bien se pudo ver ayer en los bailes de la protagonista de la velada. Buscan el impacto como Madonna en “Like a Prayer”. Pero en lo creativo arriesgan lo justito, basando sus composiciones en etiquetas que gustan a varias generaciones de oyentes.
Tras un retraso de quince minutos amenizado por temas de aire soul (Tyler The Creator) y rap directo (Action Bronson, Woodie Smalls) apareció la banda como un vendaval. Un volumen brutal y un impactante juego de luces acompañaban a una enérgica Peluso que empezó acercándose a Shakira (“Celebré”). En “Buenos Aires” disfrutamos se su tremenda voz mientras nos acordamos de Barry White. “Natikillah” fue un disparo de hip-hop melódico con movimientos de cabeza habituales de los heavies. Más dura sonó “Nasty Girl”, digna de Beyoncé en fondo y forma.
Su diversidad a veces se intuye excesiva. El jazz hizo acto de presencia en “Hot Butter” y la excesivamente larga “Sugga”. La belleza folk de “Arrorró” nos pilló a contrapié. “Es una “machine” (máquina en castellano)” dijo mi compañera de asiento. Llevaba razón. Nathy Peluso ha bebido de máquinas que todos conocemos. La primera y más salsera, los Miami Sound Machine de Gloria y Emilio Estefan, a quienes abrazó en los cortes “Puro veneno” o “La despedida”. La segunda referencia es más sorprendente. Porque uno no espera ver la influencia de Rage Against The Machine. Esos ritmos cortados e impactantes, esa voz escupida y plena de fuerza. “La Sandunguera” o “Mafiosa” entrarían en esa categoría.
En su actuación de dos horas Nethy Peluso echó la mirada atrás para construir esas canciones que tanto calan. Ella ha venido para jugar en las grandes ligas del pop, las que buscan embaucar a jóvenes y mayores. Con partidos como el de ayer debería tener un hueco relevante en ese peleado mundo.