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Etiqueta: Chris Eckman

Chris Eckman: Frenando el reloj

Intérpretes: Sleepingdog, Cuchillo, Chris Eckman. Lugar: Sala Imanol Larzabal (C. C. Lugaritz, Donostia). Día: 20 Febrero 2009. Asistencia: unas 100 personas.

Delicado triunvirato musical en que se presentó el pasado viernes alrededor de las músicas independientes promocionadas por Donostikluba.

El trío de belgas/holandeses Sleepingdog fue el encargado de inaugurar la velada. La música vaporosa de Chantal Acda y su disco “Polar Life”, pura neblina pop, llegaba con la compañía de un batería de golpeos suaves y un chico que tocaba la guitarra o hacía uso de instrumentos cercanos a la definición de “juguete”.

Afirma Acda que su disco se ha grabado en el sótano de su casa mientras su perro dormía a sus pies. Más de uno pedía mantita y patucos al finalizar su actuación, relajado y cómodo en los asientos de Lugaritz. Su folk ensoñador gustó y convenció.

Y que me aspen con una navaja con la hoja sin afilar si el dúo Cuchillo no fue de lo mejor que ha pasado por la ciudad en el último año. Formados por un guitarrista/cantante donostiarra y un batería catalán más jazzero que rockero, su propuesta es fresca y con unos gustos clásicos bien asimilados.

Mientras empleaban la tecnología para ir añadiendo capas de voz y rasgados grabados en directo, uno se acordaba de la Velvet Underground, la sicodelia de los Love o los discos de Papagayo, las sábanas vocales de los Byrds o los Beach Boys, el folk desértico estadounidense.

Metales que ya le tienen que pesar al gigantón Chris Eckman. Al líder de la formación The Walkabouts no le hizo falta más que una acústica y su vozarrón para deleitar a los asistentes con su música de raíces norteamericanas

Con un guiño al presidente Bush (“Algo bueno tuvo su gestión. Hizo resurgir la canción protesta”), los largos pasajes musicales de áridas y casi desérticas sonoridades, siempre con la estela de Townes Van Zandt sobre su cabeza, hicieron que la actuación del cantautor se intuyera corta, escasa.  Es lo que tienen los momentos gozosos, que vuelan rápido. Ya sean de músicas torturadas, estampas brumosas o lasañas experimentales, la calidad de la cita frenó las manecillas de nuestro reloj. Y eso siempre es bueno.

Chris Eckman: al otro lado

El miembro de The Walkabouts presenta en Donostia “The Last Side Of the Mountain”, su versión de los poemas del autor esloveno Dane Zajc.

Chris Eckman se ha convertido en un trotamundos musical. Pronto vio que Europa le abrazaba con más cariño que esa querida Seattle en la que nacieron los Walkabouts, la banda que puso a Eckman en la zona interesante del mapa.

El par de años que clavó su trasero en Portugal a principios de los 90 nos permitieron conocerle más de cerca. Colaboró activamente con Ainara Legardon (“Una de las pocas autoras que dota a la palabra honestidad de un significado puro, verdadero”). Pero llegó el amor, y sus maletas se llenaron de sellos eslovenos.

Asentado en la antigua república yugoslava, hablamos con él sobre “The Last Side Of the Mountain”, el último de sus discos. Una musicación de la obra del poeta esloveno Dane Zajc. Su nación vista desde la lejanía, la región que le acoge y sus trabajos musicales guían una conversación que nos sorprende con el retorno de The Walkabouts: “En mayo vuelvo a Seattle y empezamos a trabajar en las nuevas canciones”.

¿Echas algo de menos de tu vida en EEUU?
Familia y amigos. Pero mi vida en Ljubliana es sensacional. Nunca cojo el coche, voy andando a todas partes. Y aquí vive mi mujer, que es el imán que me atrajo a esta tierra.

Haznos un retrato de la Eslovenia actual y sus escasos 2 millones de habitantes.
Las generaciones actuales están más cerca del Ipod y Nike que de la guerra de Yugoslavia, lo cual en parte es un poco deprimente. Uno a veces se pregunta si no han vendido parte de su alma para formar parte de Europa

¿Y en lo musical?
Hay cosas interesantes que fusionan la música folk tradicional con el rock o el jazz. Estos experimentos me recuerdan a lo que formaciones como Fairport Convention o Pentagle hacían en la Inglaterra folk de los años 60. Pero desde la independencia la cosa ha empeorado. En los años del comunismo el Estado patrocinaba los clubs y todos los pueblos, hasta el más pequeño, tenía su pequeño escenario. Ahora hemos montado un festival denominado Zuma, que en 2009 contará con músicos de la talla de Willard Grant Conspiracy, Terry Lee Hale y Ceasare Basile.

¿Algún autor local al que debamos prestar especial atención?
Tomaz Pengov. Se le podría denominar el Nick Drake esloveno. Steve Wynn hace una versión de uno de sus temas, “She Came”, en su último CD “Crossing Dragon Bridge.” (Astro, 09).

Un disco, por cierto, en el que tomaste parte activa como productor.
¡Al fín! Wynn y yo llevamos diez años queriendo colaborar de manera activa. Es un placer trabajar con él. Tiene tanta energía que en la mayoría de ocasiones lo mejor que puede hacer es apartarte un poco de tu camino y dejarte llevar.

Adentrémonos en tu nuevo disco. ¿Qué tal respondieron los eslovenos a tu propuesta de musicar las letras de uno de sus autores más importantes?
Es muy habitual musicar poemas en aquel país. En la cultura eslovena poema y canción se denominan con la misma palabra, “pesem”. Al principio se mostraron muy escépticos. Además, al ser un país muy pequeño, tienden a sobreproteger a sus iconos culturales. Pero al final mi disco tuvo un reconocimiento muy cálido.

¿Qué te atrajo del autor?
Nada mas leer los primeros textos me transporté a los alrededores de Seattle. Zajc empleaba elementos propios de mi vida en el Noroeste de los EEUU: bosques, montañas, desiertos, acantilados, animales salvajes. Yo podía literalmente oler y escuchar los paisajes que detallaba este autor.

De ahí tu gusto por los pasajes musicales tranquilos.
Habitualmente suelo hacer canciones con mucho aire, para que las letras no viajen apretadas. Lo pedían los poemas, espacios abiertos, paisajes desolados. Necesitaban fondos musicales que les permitieran respirar y desplegarse en toda su extensión. Por eso la música debía ser transparente y lenta en la mayoría de los casos.

Inevitable no pensar en tu adorado Townes Van Zandt al escuchar este nuevo álbum.
Fue en lo primero que pensé al conocer la obra de Zajc’s. Townes es otro poeta del paisaje, y me gusta cómo el título del poema que da nombre al disco “Last Side of the Mountain” evoca aquel “Our Mother The Mountain” de Van Zandt. Hasta la foto del disco busca de manera voluntaria recordar el primer disco del autor norteamericano.

¿Lo escucharemos entero en tu concierto de Donostia?
Habrá un poco de todo. Algunas nuevas, otras más antiguas, canciones de los Walkabouts y puede que hasta dos versiones ajenas.

¿Vendrán solo o con el cuarteto que te suele acompañar en tu país de adopción?
Solo. Aunque me encantaría que los miembros de Cuchillo me acompañaran un par de temas.