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Etiqueta: Ainhoa Larrañaga

Tormenta de buenos conciertos

Una tromba de agua deslució una tarde de grandes actuaciones en las terrazas del Kursaal

Nos las prometíamos felices ayer a primera hora. Un viento norte que refrescaba el “caloret”, nubes que tapaban el sol y grupos que prometían muy buenos momentos. Quiso la programación que el día de Santiago Apóstol el arranque terracero le tocara a unos músicos afiliados a la Texas Christian University de E.E.U.U. La Curt Wilson Alumni Big Band, una tropa de dieciocho exalumnos que curran en Microsoft y derivados, defendió sus amores por los sonidos de las grandes bandas. ¡Cómo gusta este estilo en nuestra ciudad! Y más cuando la formación que toca suena impoluta, rayando la perfección, como fue el caso.

Todo brotó bien balanceado en su set, con unos vientos muy presentes y temas que volaron a gran altura. Tremendo el sentimiento que le dieron al “Sing Sing Sing” popularizado por Benny Goodman y que el donostiarra temporal Woody Allen ha utilizado hasta en tres de sus films. Vital y contagioso tocaron el swing de “Flight of the Foo Byrds” (Count Masie) y no menos estratosférico y chisposo el “Take the a train” de Duke Ellington.

En la Terraza Heineken se estrenaba en estas lides festivaleras Ainhoa Larrañaga. Famosa por salir en la teleserie Goazen, la de Hernani consiguió llenar la plaza de preadolescentes encantados de verla. Bueno, no solo ellos y ellas. Progenitores y paseantes reventaron la estancia y disfrutaron de la suavidad creativa de sus canciones. Su jazz-pop adulto y reposado a veces buscó lo latino y siempre encontró el apoyo de la expresividad de la voz principal, muy activa sobre el tablado. Unas fans y/o amigas animaban a la guipuzcoana con una pancarta casera de “La Nueva Rosalía”. Fue un guiño de ánimo curioso y divertido.

En el Escenario Coca-Cola se desfogaban The Funk & Risketeers, la enésima remesa de Musikene – nuestro Basque Musikari Center creativo-. No consiguieron quitarse de encima la etiqueta academicista ni atacando el “Blame It On The Boogie” de Jackson Five ni frenando el “Crazy” de Gnarls Barkley. No estuvo mal, pero no consiguió detener nuestra marcha.

La cosa se tornó tenebrosa en el segundo turno de actuaciones. La alta humedad relativa perdió dicha relatividad y llegó en forma de cuatro gotas que luego fueron ocho y mas tarde un diluvio de rayos, truenos y centellas. Lo cual suele dejar estampas muy “cuquis” para instagram, con parejas bajo un paraguas, pero que es algo realmente molesto para los espectadores, quienes corrieron a taparse bajo cualquier cubierta posible.

La cosa quedó, hasta la suspensión por seguridad a las ocho y veinte de la tarde, en un ensayo sin gente delante. Y fue una pena. Porque el populoso conjunto Long Island Sound Vocal Jazz fue pura alegría. Atacaron el ya mencionado “sing, sing sing”. Una pieza que ante el vendaval rebautizamos como “swim, swim, swim” (nadar, nadar, nadar).

En el parterre Heineken repetían pase Elkano Browning Cream. Con el órgano Hammond como amo y señor de los tórridos sonidos, su concierto mostró un gran esqueleto. En el coqueto Coca-Cola florecieron Ekhilore Quintet. Sonaba precioso y atractivo, raro y encantador. Pero la lluvia se llevó todo el arte por delante.

Un arranque de película

Hasta músicos que han tocado para Woody Allen se cuelan en los seductores conciertos previstos estos días en las terrazas del Kursaal

«Si funciona, no lo toques”, reza uno de los dichos populares de nuestra tierra. Y el Jazzaldia se ha tatuado esa frase en el brazo que programa las actuaciones en las terrazas del Kursaal. Tres escenarios que acompañan al “verde”, el potente de la playa, con una oferta que busca innovar, entretener y fascinar. Parafraseando aquel anuncio de detergentes, diremos que el eslogan para estos espacios gratuitos bien pudiera ser el de “busque, compare, y si encuentra algo mejor…siéntese a escucharlo”.
Arranquemos esta tarde de Jazz Band Ball con dos aristas bien atractivas. La japonesa Rei defenderá su blues-rock vital y enérgico. En la otra esquina estilística se topará con el cantante Ola Onabulé. Un caballero del soul que unirá la vitalidad africana con el refinado estilo londinense.

Los amantes de los sonidos clásicos no se perderán al Dan Barrett Classic Jazz All Stars. El trombonista Barret tiene un currículo de ministro: miembro de la orquesta de Benny Goodman, músico de Mel Tormé y Tony Bennett y soplador en las bandas sonoras de Woody Allen (“Balas sobre Broadway”,”Poderosa Afrodita” y”Todos dicen I love you”).

Sin salir del mundo del celuloide llegaremos a “Love & Revenge”, combinado de imágenes y sonidos árabes que llenará de vanguardia la trasera del Kursaal. La Saxophone Con-Clave propondrá una mezcla libre y suculenta de las obras de compositores como John Coltrane con la “sabrosura” caribeña. Y no menos vitalista se presenta el trío Elkano Browning Cream de Mikel Azpiroz.

El festivo jueves atardecerá con los casi veinte músicos de la Curt Wilson Alumni Jazz Band pregonando sus amores jazzeros, mientras el swing de la no menos populosa Long Island Sound Vocal Jazz llegará peligrosa y refrescante como el cóctel que homenajean. La joven y televisiva Ainhoa Larrañaga (Go!azen) inundará el espacio de dulzura y el pianista Adrien Brandeis promete fusionar el jazz tradicional con tendencias más modernas. Desde Musikene arribarán potentes combos de funk (The Funk & Risketeers), vanguardismo (Ekhilore Quintet) y hard-bop (Xahu).

En un brinco nos ponemos en un viernes que ofertará la calmada oscuridad de Sara Zozaya, el toque oriental de Ai Kuwabara y la parranda de Javier López Jaso-Marcelo Escrich Quartet. Un conjunto que une la música clásica, la argentina, la francesa y el folclore vasco. ¡Ahí es nada! Los órganos Hammond destacarán en los sets de Fredi Peláez Trio y Organizing. La ensoñación la firmarán Juan José Cabillas with Strings y el Züm Trio francés.

El sábado 27 de julio Yuki Arimasa y Ryo Ogihara charlarán con piano y voz sobre exquisitas partituras mientras el Chihiro Yamanaka Trio sonará lírico en sus pulsaciones. La fiesta explotará con el ska de La Amaika Rude Sound y una Broken Brothers Brass Band de charangueras fusiones. Las Hermanas Caronni y las bandas Ro y No-Land Trio completarán la programación sabatina.

Y si un Jazzaldia no coloca “big bands” un domingo a la tarde es que ha perdido el norte. La Reunion Big Band hará las delicias de los aficionados a este tipo de formaciones. El Xvr Estévez Sextet será una buena continuación para esos fans. La sesión de cierre se completará con la apertura de miras del Nasim Quartet, la fusión vasco-norteamericana de Lurpekariak, la potencia rock del dúo Anai y el blues local de Hot Potato Blues Band.