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Cônvoi: los primeros pasos

Intérpretes: Cônvoi. Lugar: Sala Kutxa Kultur Kluba (Donostia). Día: 07/02/2020. Asistencia: unas 150 personas

El viernes a la tarde la Tabakalera donostiarra fue una fiesta de la cultura viva. Nada más acceder por la puerta situada cerca del túnel de Egia una performance nos mostraba a una bailarina contoneándose al ritmo de las músicas electrónicas en un show muy expresivo. Niños y niñas, habituales de este suelo, atendían encantados a la efusividad de la autora mientras alguno de los mayores maldecíamos al progenitor que tapaba las orejas de su recién nacido. Dale un poco de tiempo al bebé, buen hombre, para que empiece a gozar con el cuerpo ya formado.

Nuestra cita se celebraba en el cuarto piso, el conocido como Kutxa Kultur Plaza. Sobre su tablado se estrenaron los miembros de la banda Cônvoi. Una formación seleccionada en las residencias artísticas que la fundación Kutxa promueve para las formaciones guipuzcoanas que están empezando.

El grupo en cuestión era un dúo de corte electrónico y pop, por más que en ocasiones se vistieran una guitarra eléctrica y un bajo. Y asistimos a la cita con el gozo de no haber podido encontrar nada de ellos en internet. Siempre es una alegría presentarse en los conciertos de esta guisa, sin escuchas previas. Con canciones sin título conocido (los pocos que pudimos ver fueron los escritos en la hoja que se suelen poner los autores a sus pies). Momentos en vivo para entregarse en libertad, dejarse convencer y enamorar. Mas no siempre se consigue.

Cônvoi, que anuncian disco para este 2020, se dejaron algo por el camino. No sé si fue el enfoque acústico, o ese aire primigenio que les ha hecho ser seleccionados. Pero hubo ciertos momentos en los que nos sentimos más en una presentación que en un concierto puro y duro: la diferencia entre las bases y la voz, las excesivamente sencillas bases rítmicas pregrabadas. En alguno de esos puntos sentimos el crujido.

Musicalmente lo suyo es post punk con momentos alegres. Los temas mostraron sus amores por la cultura británica de los años ochenta, las oscuridades con estribillos que explotan y la forma de cantar del Brett Anderson (Suede) más optimista. Tocaron una versión de Depeche Mode (“Enjoy The Silence”) y se despidieron jaleados por sus muchos colegas presentes.

Publicado enCríticas de conciertos