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Jazzaldia 2020: la tarde en la que destacó el euskera

El pop íntimo de Sara Zozaya y la fiesta vocal de Les Fous brillaron en las terrazas del Jazzaldia

Con Les Fous es sencillo disfrutar del “Día de la Marmota“ que suelen ser los distintos pases de estos certámenes festivaleros. Su actuación del pasado jueves 23 fue una gozada, y la sensación se mantuvo el sábado en este nuevo momento de gloria de la música vocal. Santi Romano, Noa Eguiguren y Otxi volvieron a mostrarse dinámicos, cercanos, positivos, parlanchines y animosos. Voces que se apoyaron en un piano que si se rompe no supondrá la cancelación de ninguno de sus eventos: las tres gargantas y sus buenas modulaciones se bastan y se sobran para llenar todo el espacio escénico.

Volvieron a lanzar dedicatorias como los Reyes Magos reparten caramelos, recordaron a sus grupos preferidos (Andrew Sisters, Ed Sheeran, Itoiz), pisaron bandas sonoras (“Ha nacido una estrella”, “La La Land”), presentaron temas propios y cantaron piezas creadas durante el confinamiento. Su pop baladista encontró buen acomodo entre el público, mientras reiteramos el deseo de que hagan más canciones en euskera. Su “Orain bai” fue de lo mejorcito de la soleada tarde.

Concepto idiomático que también queremos destacar en el caso de Sara Zozaya. De todas sus obras oscuras, calmadas, oníricas y sombreadas nos quedamos con las cantadas en vasco. En “Benetan” nos encantó el pregrabado de Benito Lertxundi, los efectos de la guitarra y la voz evocadora de la cantante, muy cómoda en registros altos. A “Lili” le sentaron muy bien las voces tratadas, mientras “Aingurak” sonaba tan bailable como oscura y potente, acercándose al post rock.

Zozaya, ayer en compañía de Antton Goikoetxea a la guitarra y Asier Renteria al bajo y los teclados, trabaja un pop de autor que a veces te lleva a un bosque de claroscuros (“Worms”) y otras te tumba en una letanía tranquila (“Shadows”). Con “Take A Breath” y su precioso estribillo sacó su lado más esperanzador. Y el cierre arabesco de “Owltro” metió nuestros pies en el rock nórdico. Una creadora distinta que con cada disco (presentaba su último lanzamiento titulado “(I)”) va dibujando un camino cada vez más especial.

Y hablando de días de la marmota, el norteamericano Sean Clapis y su socio Javier Moreno repetían escenario y hora en la festiva jornada de Santiago Apostol. Eran las nueve en punto de la noche cuando el dueto afincado en Madrid volvió a hacer vibrar a los asistentes con su jazz contagioso, acelerado y emotivo.

Lejos del foco de estas letras quedó el cierre del sábado festivalero con el grupo Matilda. La formación está capitaneada por la beasaindarra Maria Amolategi, cantante en su día del grupo “Sugan” y participante de la segunda edición del programa televisivo “La Voz”. Llegaban en formato trío, con el añadido de un teclista, para musicar la penumbra donostiarra con sus suaves piezas de folk-pop mainstream.

Publicado enCríticas de conciertosReportajes

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