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Allah-Las: Empate ácido

Intérpretes: Javier Sun, Allah-Las. Lugar: Casa de Cultura de Intxaurrondo (Donostia). Día: 15 de noviembre. Asistencia: unas 300 personas.

La gente tiene ingenio para exportar. Hay un habitual de los eventos musiqueros que a veces compara los conciertos con partidos de futbol. Así, si la cita ha sido gloriosa el muchacho lo define como “gran victoria en casa”. Siguiendo esa forma tan habitual en otras páginas de este diario, la visita de los Allah-Las a Donostia se saldó con un empate, presentando rachas de buen juego y cierta monotonía a mitad de partido.

La sala respondió como en sus mejores días. Hasta el propio Miles Michaud, cantante principal de estos norteamericanos, se alegró al ver el garito tan lleno un martes. Post adolescentes locales, colegas del otro lado de la A8 y angloparlantes con residencia temporal en la zona se acercaron a disfrutar de la suave sicodélia de este quinteto de Los Ángeles. Banda que parece haberse ensimismado con los cortes lentos de los discos que se ponían mientras curraban en la histórica Amoeba Records, lugar de nacimiento de la formación.

Hubo tiempo para bellezas pasadas y presentes (“Tell me”, “200 south la brea”, “Famous phone figure”, la belleza velvetiana “Could be you” o ese “Catamaran” que era puro Troggs), pero su travesía del desierto – sin apenas variaciones en el tempo de las canciones- nos ofreció excusas para mutarles en “a-lolos” y dirigir nuestra mente hacia otras abstracciones. La gente, que hasta copiaba el look “normcore” de los actuantes (el gorro rojo a lo “Life Aquatic” del bajista tuvo media docena de clones entre el respetable) salió encantada del concierto, dando buena cuenta de la tienda de recuerdos.

Más brío que todos estos californianos juntos mostró el donostiarra Javier Sun abriendo la noche en el concierto 301 de su carrera (ahí es nada). Clásicos dylanianos y guiños a los Jam o los Who de este eterno “mod” que lo bordó con la sola compañía de su Rickembacker.

Publicado enCríticas de conciertos

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