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Hondarribia Blues 2010: Un premio a la asistencia.

Solomon Burke protagonizó el sábado por la noche el Hondarribia Blues Festival

Recuperamos, en formato breve, algunas sensaciones que nos dejó el populoso sábado del Hondarribia Blues Festival:

Una buena idea: Montar un concierto didáctico para los más pequeños de la casa. Además de enseñarles los principios elementales de una música tan sencilla y básica como el blues por medio de juegos, los padres pueden disfrutar de actuaciones musicales en horario de tarde.

La gente del Hondarribia Blues Festival acertó de pleno con la propuesta. Los miembros de la banda The Cash Box Kings fueron los encargados de catequizar a los presentes con mucho diálogo y buena música.

La organización repartió armónicas a los churumbeles. Lo que podía considerarse un «arma de destrucción masiva» en algunos ambientes (decenas de nenes generando sonidos vuvuzélicos) fue al final un divertido recreo.

La chavalería siguió razonablemente bien las indicaciones del maestro de ceremonias, un norteamericano con un castellano más que correcto. Curiosidad: Los pasajes traducidos al euskera eran los más respondidos por los menores.

Garitos al aire libre: Integrar en tu urbe los distintos escenarios atrae a los curiosos y hace más llevadera la vida de los seguidores acérrimos. Si además pones al alcance de su mano a formaciones que en la cercanía ganan toneladas, la fórmula es perfecta.

El dueto compuesto por Fede Aguado y Osi Martínez fue de lo mejorcito que pudimos ver el pasado sábado. Curtidos en las catacumbas madrileñas, su acto fue canalla y divertido, sabiendo airear su blues con country, folk optimista y mucha caradura.

Los Reyes del KO también ganan en las distancias cortas, sin que eso signifique que les den vértigo las alturas. Su actuación en la Plaza del Obispo, con colegas invitados y abundante diversión sobre el tablado, fue más radiante que la de la víspera en La Benta.

Pinetop Perkins: El flamante premio Hondarribia Blues 2010 se reunió con sus seguidores por la tarde, en un acto con pocas palabras y algún gesto. La edad, más de 90 años, no perdona a la hora de expresarse vocalmente.

En la entrega del galardón, realizada al comienzo de su actuación nocturna con los The Perfect Age of Rock and Roll (hay que tener retranca para denominarse así cuando el más joven de los actuantes estaría ya jubilado si tuviera otra profesión), simplemente saludó y se calzó la txapela habitual. Luego, en su actuación, tecleó las corcheas como si fuera un mozalbete.

Solomon Burke: Para unos verbena, para otros fiestorro. Y todos tienen razón. El orondo cantante norteamericano ofreció un impecable show en el cierre nocturno, en el que destacaron – más al ojo que al oído- las dos coristas femeninas y otro par de damas tocando el violín. El resto de actuantes se mostró intachable en sus labores.

Sentado en su inmenso trono y con un traje verde que se podía ver desde Biarritz, el autor nacido en Filadelfia se arrima al soul de autor en la primera parte para ya en la segunda elaborar un medley eterno con canciones de sobra conocidas. «Como la Decada Prodigiosa, pero sin pregrabados», decía un puñetero a mi lado.

Sus salidas del escenario siguen siendo tan coquetas como misteriosas. A falta del telón habitual que todo lo oculta, las miembras (con perdón) de la banda y un par de músicos intentaron tapar toda posible visión del momento. Y no seremos nosotros quienes descubramos el pastel en este caso.

Algunos ejemplos para fiarse del balance optimista ofrecido por los organizadores: El nuevo marco escénico de La Benta, ampliado respecto al del 2009, se llenó hasta los topes el sábado a la noche, con muchos seguidores venidos desde distintos puntos de la península y más allá.

Los bares del centro estaban casi vacíos durante las actuaciones. Poca gente atendía a los televisores que ofrecían el partido por el tercer y cuarto puesto del mundial de fútbol. Una tabernas que, en el espacio nocturno sin actuaciones, se llenaban hasta límites legales haciendo que la colas para un bocata sobrepasaran la hora. Por no hablar de sus baños femeninos, que aquello parecía la fila para la compra de un nuevo producto de Apple.

Para próximas ediciones, y aunque en algunos emplazamientos se antoje como algo digno de un nivel avanzado de Tetris, estaría bien colocar más urinarios portátiles ante la masiva afluencia de seres humanos. Un detalle que no debe ensombrecer un certamen que, atendiendo al número de espectadores y la calidad de su oferta, sigue en una clara línea ascendente.

Publicado enCríticas de conciertosReportajes

4 comentarios

  1. Juan Luis Etxeberria

    A la asistencia, entiendo, Don Juan … 😀

    (merci!)

  2. La verdad hay quién se atreve a decir: » ¿Qué diferencia de número de gente hay en Fiestas Patronales y la noche del sábado? »

    Algunos creen que puede ser el sábado nocturno con más gente de la época estival, desde luego no lo puedo afirmar pero gente había mucha. El Blues es un estilo que se puede escuchar aunque no seas un amante del Blues – cosa que no ocurre con el punk u otros estilos – creo que el emplazamiento del Festival también puede ser una buena excusa para la gente que viene de fuera al Festival, ¿ Mejor sitio qué Hondarribia para pasar un fin de semana y disfrutar de su gastronomía ? Además ciudades cómo Donostia o Biarritz están muy cerca.

    La verdad creo que esta cogiendo bastante fuerza el Festival y no sólo a nivel estatal. Un detalle que en el propio festival se repartieran trípticos sobre Jazzaldia 🙂

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