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Mes: diciembre 2005

Hans Vreijling : “Decir que eres DJ es una cosa. Tener talento es otra cosa”

Cuando los chicos de <> estén pegando sus salvajes guitarrazos sobre bases electrónicas esta noche en la guipuzcoana sala Play, una persona estará en el lateral del escenario, respirando más tranquila que en las últimas dos semanas, mientras va puliendo pequeños detalles de última hora.

Ese hombre responde al nombre de Hans Vreijling, y es el nuevo coordinador musical (“pon director artístico, que suena mejor y es más realista”) de la discoteca Play de Hernani.

Hans también es el culpable de la enorme difusión de la música electrónica en Gipuzkoa en los últimos años. Desde aquella primera fiesta en 1994 realizada en Donostia, sus inquietudes programadoras han conocido diversos emplazamientos y estilos.

Tan pronto se montaba un festival a mayor gloria de la música electrónica (Electrogaia) como abría las habitualmente bailarinas pistas de baile a las actuaciones musicales de bandas punk, rock, pop y resto de orfebrería guitarrera.

Socio y coordinador de actividades en la discoteca Pagoa, la nueva y ambiciosa labor de este holandés que vino de visita y acabó quedándose nace con ambiciosos deseos: Presentar otro espacio de medio/gran aforo que acoja conciertos musicales y sesiones de música pinchada. Un proyecto, el de esta discoteca hernaniarra, que renació bajo su mando en Julio de este año y cuya nueva temporada arranca esta misma noche.

Mientras intentamos aclararnos sobre las diferencias entre los estilos minimal (fusión del sonido Detroit y el downtempo), gabba (hardcore techno tan alto como rápido y agresivo) y el floreciente trance (vuelven los bajos mutados y los subidones sonoros, aunque con variaciones) que sin duda podremos encontrar en la oferta futura de esta discoteca de Hernani, pasamos el micro a Hans para que nos explique su vida, obra y futuros milagros. Neófitos, prepárense para asimilar etiquetas musicales.

Sitúanos

Soy Hans Vreijling. 36 Años. Nacido en Woensdrecht, Holanda

Tu historia con el mundo de los DJs comienza en….

En 1987, en Holanda, esperando la apertura de la tienda de discos para comprar los últimos vinilos de importación de new beat, el comienzo de la música electrónica en Bélgica. Algo así como el acid house en Inglaterra.

¿Tu has sido DJ?

Nunca he pinchado discos. Durante mas de diez años he organizado fiestas y mucha gente me ha preguntado porqué no pincho. La respuesta es que he visto muchos DJ’s organizando fiestas y ellos siempre querían pinchar en el mejor momento. Para montar buenas fiestas lo mejor es dejarle la mejor hora al DJ importante.

¿Qué hace un holandés como tú en un sitio como este?

En 1992 me fui con unos amigos a San Juan de Luz a pasar un verano. Encontré trabajo allí, y bueno, también encontré una novia. Y hasta hoy.

Comenzamos a saber de ti en Pagoa …

Empecé a programar en esa sala en septiembre 2001, pero mi primera fiesta fue en el KU de Donostia, en 1994. Empecé a montar fiestas porque en Euskadi no se escuchaba la misma música que en Holanda, y lo echaba de menos.

Por eso entré en Pagoa. Faltaba una sala en Gipuzkoa dedicada al techno. En la actualidad, ésta discoteca guipuzcoana tiene fama de tener una programación de DJ’s muy potente, al nivel de discotecas ubicadas en Madrid, Berlín o París.

Pero tu currículo es más amplio.

He organizado fiestas en Erne/Itzela, Jazz Berri, Keops, Matraka y también en Francia (Challenger, Pau y algunas fiestas al aire libre). En el año 1997 empezamos con los espectáculos del 14/15 de agosto, que a partir del año 2000 se transformaron en el festival Electrogaia.

Ya en Pagoa comenzaste a dividir los lugares en dos espacios: baile y conciertos. Pero pronto las actuuaciones fueron desapareciendo….

Pienso que cada música tiene su momento. Los conciertos tendrán mas éxito en el futuro, porque los jóvenes escucharán mas rock o hip hop. y el techno no estará tan en boga. No olvides que hoy en día hay mucha mas oferta que antes para el ocio y que la gente no tiene dinero para todo.

¿la gente comienza tarde a buscar músicas de baile más contundentes?

La cultura de aquí es muy diferente a la mía. En Holanda la discoteca abre a las 22h00. Aquí no va nadie antes de las 02h00. Pagoa abre a la una de la mañana porque no estamos en una zona urbana y la gente que viene a la sala necesita coger el coche y viajar por mínimo 20 minutos.

¿Que estilos de baile han predominado entre la juventud vasca estos años?

En el inicio estaba la maquina de Valencia. Luego el trance y el progressive. A partir de 1995 empezó el techno. Hoy los mayores escuchan minimal techno o minimal house y electro (mezcla de techno y house). Los jóvenes le dan al bumping, techno con latigazos de bajo que suena atronador en videojuegos como Wipeout Pure.

¿Guipúzcoa ha estado al tanto de las diferentes modas que han surgido en el mundo de la música de baile?

Aquí hay un retraso importante. Pero este retraso se reduce gracias a Internet y las revistas especializadas.

¿Como ves a Gipuzkoa en este tema del baile en la actualidad?

No me quejo. La verdad es que en la discoteca de Oiartzun tenemos mucho éxito. No te puedo decir cómo van las cosas en las otras salas.

¿Qué estilos predominan ahora en las discotecas de baile?

El progressive ha bajado mucho y el tribal/percussion siempre ha funcionado. En este momento en España abunda el hard techno (ritmos repetitivos entre 160 y 300 bpms) en las discotecas y el minimal house y el electro en los clubs.

¿Y en la capital?

En Donostia hay mucho house comercial y pachanga.

¿Ha pasado el boom del baile?

No estamos en el mejor momento. El éxito del baile ha pasado porque antes podías escuchar a los DJ’s en muy pocas discotecas. Ahora hay festivales de música de baile con 40000 asistentes, y los DJ’s pinchan en todas partes.

Decía un amigo que todo el mundo es DJ ahora

Decir que eres DJ es una cosa. Tener talento es otra cosa.

¿Planes en tu nueva aventura?

Quiero hacer de la Play una sala multiusos: preparada para conciertos, discoteca con sesiones de tarde para los jóvenes y sesiones de noche para los mayores.

Detallemos las opciones musicales…

Hemos montado el Play.Club, una sala de música house que abre los viernes, sábados y domingos. En la sesión de tarde esta la Play.Ground, club con pachanga/reggaeton y la sala grande con bumping. En la session de noche tendremos la Play.Disco, con sonidos entre el techno-house y el techno-trance

Hablando de conciertos, ¿habrá sitio para las bandas locales o nacionales en el nuevo PLAY?

Seguro que hay sitio para ellos. Pienso que es importante de tener una programación equilibrada, con formaciones locales, nacionales e internacionales.

¿A la hora de programar, es importante tener en cuenta a nuestros vecinos franceses?

En lo musical, Euskadi llega hasta Bayona y Mauleon. Un grupo conocido en Iparralde y Hegoalde tiene lógicamente mas éxito que un grupo sólo conocido en Hegoalde.

Cuéntanos con detalle las fiestas de apertura.

Abrimos hoy con el concierto de <> y Dead Combo y seguimos la noche con Imanol (Intermusic) e Iñaki Iñarra a los platos. El 3 de diciembre inauguramos el espacio Play.Disco con Jesus Play, Tina Saez y Julius MC. El 9 de este mes rompemos la cinta de nuestro Play.Club. El 10 de diciembre estrenamos el espacio Play.Ground.

¿Próximas grandes fiestas programadas?

El 10 de diciembre recibimos el Knee Deep Tour 2005, con el rey del techno DJ Rush y el australiano DJ Bold. En Nochebuena tenemos la visita de Marco Bailey, el pincha n° 1 de Bélgica. Y el 17 de diciembre estará la televisiva Chiqui Marti con su último espectáculo.

Parker

Cada vez que abría la doble puerta de cristal del Parker Lewis Bar comenzaba un nuevo juego. La cafetería de aires añejos, con las camareras sacadas de American Graffiti, solía ser uno de mis puntos de llegada aquellos años. Años en los que aún mantenía mi especial obsesión por fotografiar lugares sin cámara.

Ya fuera sólo o acompañado, sentado o apoyado en la barra, gustaba de retratar a los presentes de manera mental: la pareja de recién enamorados que reían hasta los nombres de los platos del menú, las reuniones heterogéneas de amigos en las que trajes y corbatas se acercaban a buzos y chandals, las reuniones de chicas en la que compañeros míos de cromosomas salían escaldados.

Así, entre trago y trago, sin perder el hilo de la conversación que mantenía con mis acompañantes, elaboraba un cuasiperfecto retrato de la taberna, jugando a imaginar las situaciones que se estaban sucediendo en ese momento.

Mis preferidos eran los hombres solos. Los había de paso, que no levantaban la cabeza del plato especial del día. Los había de paso y con tiempo, que sumaban al enunciado anterior un periódico que hojear entre patatas y cervezas.

No podemos olvidar a los “stand-by”, esperando a su pareja X o Y, mientras el aburrimiento le llevaba a jugar al mismo juego que yo sin ningún interés real. Alguno que otro veía el bar como lugar de lectura. Un café acompañaba el paso de las hojas del best seller de turno (no es la cafetería lugar de Iliadas y Odiseas).

Mis preferidos, por decirlo de alguna manera, eran aquellos cuya soledad superaba la estancia en el bar. Chicos u hombres que ya no buscaban mozas bellas en el lugar para soñar con paseos por el parque y raciones de sábanas sudadas. Su mirada ya no era ávida, sino quieta, como el Mediterráneo.

Sus ojos ya no eran un fuego de inquietud, sino pequeñas chispas que iban tomando un aspecto cansino y monótono. Les gustaba sentarse en las mesas con ventana, para mirar sin ver a través de ella, y no les hacía falta lectura alguna para ensimismarse en la agitación de la única neurona que parecía moverse en su cabeza.

Yo jugaba a ponerles historias, a veces truculentas, a veces castigadas de cotidianeidad. La mayoría eran caracterizados en mi guión como “separados sin hijos”, con profesiones liberales como repartidores de gaseosa o apretadores de manetas de bicicleta. Siempre sonreían cuando la camarera se les acercaba a tomar nota, pero era un gesto automático, sin pasión alguna.

Ya decía al comienzo del texto que eso era antes, cuando yo aún no pintaba calvicies. Ahora, sentado en esta mesa con ventana, mirando los coches pasar por la carretera, no tengo ganas de imaginar. Pero preparo mi mejor perfil para el chico que toma un refresco mientras, de manera disimulada, comienza a poner profesiones y tristezas sobre mis hombros en el retrato mental de este Parker Lewis Bar.