Pelota mano. Semifinal del Torneo Ciudad de San Sebastián

Reñida semifinal del torneo Ciudad de San Sebastián la disputada ayer en el Atano donostiarra entre las parejas Berasaluze-Begino y Martinez de Irujo-Laskurain. Ganaron los primeros 22-20, en un enfrentamiento que duró lo que tardaron los ganadores en sacar una pelota de tenis a la cancha, allá por el empate a 18,

La pareja azulona partía a priori como favorita clara, y así debieron cantarlo los casi siempre indescifrables momios. Sigo pensando que hay que ir bien cubierto de gintonics para poder entender lo que dicen los apostadores. Yo llegué tarde a ese puntito. Pero llegué 😀

Laskurain empezó fallón, con los dos primeros errores claros subiendo al contador rojo. Fue mejorando con el paso de los minutos, pero parece cargado de partidos o de manos. Nada que ver con la frescura pasada. Es lo que tiene jugar los estelares. Que llegas a ellos poco a poco, mes a mes, y luego juegas 4 seguidos en verano y la mano no se puede cambiar. Le costó horrores mover la pelota roja inicial.

Irujo miraba al frontis, sabiendo que su concentración (juega con tapones auditivos) y su presencia iban a tener que ser máximas la noche del miércoles. Lo fueron, con las revoluciones bien contenidas en la ocasión. Le quitó mucho aire a su zaguero, como seguro demostrarán las estadísticas del encuentro. Un par de ganchos al ancho marca de la casa y mucha brega para un encuentro que no quiso dejar escapar hasta el final.

Pero la pareja de enfrente no se lo iba a poner fácil. Con un Begino sobrado (mandó varias sobre la chapa de arriba sin despeinarse) que se sigue mostrando como la única persona en la tierra capaz de mandar un misil tierra aire a su lugar de lanzamiento original (¡y de sotamano!) y un Berasaluze sobrio y perfecto, los a la postre ganadores supieron mandar la pelota lejos de las trincheras de los cuadros alegres. Y cuando cayó más cerca del 4, el recuperado Pablito demostró intachables defensas y afinados a la par que escondidos remates.

Y así andábamos todos contentos, unos apostando, otros fumando, echando tragos y tal, cuando en uno de los últimos empates Berasaluze y Begino decidieron echar mano del cesto y calentar una pelota de tenis cubierta con media vuelta de cuero. Ahí se acabó todo. Si de un remate desde el 5-6 llegas al rebote, por muy Begino que seas, es que la cosa está demasiado sobrada. Una lástima de final, porque hasta entonces la contienda había estado muy peleada