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Etiqueta: Duncan Dhu

Duncan Dhu: Números redondos

Intérpretes: Mikel Erentxun (guitarra,voz), Diego Vasallo (bajo, voz, armónica), Joseba Irazoki (guitarra, banjo), Fernando Macaya (guitarra), Mikel Azpiroz (teclados), Karlos Aranzegi (batería). Con la aparición de Juanra Viles (Batería). Lugar: Auditorio Kursaal (Donostia). Día:16 de noviembre del 2013. Asistencia: lleno, unas 1800 personas.

Ciento cincuenta minutos de duración. Tres bises. Treinta y un canciones. Con el taquillaje prácticamente agotado, unas mil ochocientas entradas. Los fans de las estadísticas pueden colocar el concierto de Duncan Dhu celebrado el pasado sábado en el Auditorio Kursaal como una de las cimas donostiarras de los últimos tiempos.

Y si le quieren sumar datos subjetivos la cosa puede alcanzar, según el fanatismo del personal, tintes épicos: Buena parte de los asistentes estuvo de pie más de media velada. Y cientos de cámaras de móvil dispararon sus flashes en los instantes más aplaudidos. Una moda imparable que hace vacuo el aviso inicial que suele lanzar la megafonía sobre la imposibilidad de retratar el evento.

Nadie le podrá reprochar a la banda donostiarra el ser unos rácanos en este regreso prologado por un tema de Jonnhy Cash y finiquitado con uno de Elvis Presley. Los dos pilares sonoros básicos de esta vuelta a los escenarios, sin olvidar el peso de los tremendos Wilco, también norteamericanos.

Porque Mikel Erentxun, en solitario o de la mano de Vasallo, ha encontrado en Joseba Irazoki su Nels Cline particular. El músico de Bera, un ídolo del underground, enrabieta y complementa las tonadas de los Duncan con tanto cariño como mala baba, usando para ello la guitarra acústica, la electrica, el slide o el banjo. Dejando la sensación de que si le dieran una cafetera seguro que le sacaba un par de punteos gloriosos. El resto de la banda, de marcado carácter guipuzcoano, no le va a la zaga. Con esos compinches hasta una tuna llenaría el Estadio de Anoeta.

Y las canciones, claro. Que viven instaladas en nuestro cerebro aunque nos hagamos los despistados. Porque es increíble darse cuenta de que, a lo tonto, has silbado de parranda o con los cascos por la calle más de la mitad del repertorio ejecutado. Y que, y esto es mejor noticia aún, las melodías más novedosas, las publicadas en el CD “El Duelo”, son de lo mejorcito que podía entregar una formación que en 2014 cumplirá treinta años de vida. Otro aplauso a las actualizaciones y experimentos varios, como los realizados en “Los días buenos” o “Entre salitre y sudor”. A “La barra de este hotel” le vino bien el toque Elvis, pero es que ya era un tema perfecto en su origen.

Sonaron todas las que debían sonar (solo faltaba…). En un orden que, como mandan los cánones, empezó bien y acabó por los cielos del aplauso y la locura. Duncan Dhu tuvo el detalle de dejar cantar al respetable buena parte del tema “Jardín de rosas”. También podrian haberles cedido el micro entero en “Esos ojos negros”, porque la canturrearon casi entera en uno de los descansos.

Erentxun sigue siendo el foco principal de la banda, el punto al que dirigir la mirada. Diego Vasallo continúa un paso atrás en el escenario. Espacio que abandona con suma elegancia y aire canalla cuando llega el turno de interpretar sus muy aplaudidas tonadas bajo esa voz voluntariamente castigada. Ambos enfoques, cada vez más divergentes en su concepción, casan bastante bien en este retorno. Una vuelta que tuvo el bonito detalle de invitar a Juanra Viles, el que fuera miembro de la banda en sus inicios. La interpretación de “Casablanca” en formato más acústico fue una catarata de emociones. Y El saludo del trío la foto de una noche que el público recordará como inolvidable.

Exitoso regreso de Duncan Dhu

La banda donostiarra llenó el Kursaal ofreciendo un concierto excelente en calidad y duración

“Nadie es profeta en su corazón”, cantaba Mikel Erentxun en uno de sus discos. Pero sí que puede serlo en su tierra, aunque eso le pegue un baile al refranero. Porque Duncan Dhu llenaron el Auditorio Kursaal anoche en esta gira que les ha llevado de vuelta a los escenarios. No es una novedad local: están agotando el taquillaje en todos los recintos en los que actúan. Y en Madrid lo han hecho por partida doble.

Los asistentes al evento donostiarra disfrutaron con la actuación de dos horas a cargo del mencionado cantante y su socio Diego Vasallo: Juntos, en compañía de una banda magnífica en la que destacó el polifacético guitarrista Joseba Irazoki, recuperaron con nuevos y atractivos bríos los éxitos que todos el mundo ha tarareado, silbado o meneado en menor o mayor medida: “Una calle de París”, «Jardín de Rosas»,“Esos ojos negros”, «En algún lugar», «La Casa Azul» o las bien actualizadas “La barra de este hotel“ o “Entre salitre y sudor”, . También hubo espacio para algunas de las canciones publicadas en “El Duelo”, el último de sus discos, publicado a finales del pasado verano.

Con un Erentxun como rey de la escena y Diego Vasallo en un discreto segundo plano que abandonaría en ocasiones para tomar el micro y ofrecer un elegante y rasgado contrapunto vocal, el grupo invitó a la fiesta a Juanra Viles, la que fuera tercera pata de la mesa Duncan y ahora dedicado a otras labores políticas. Cualquiera diría que quedan unos meses para que la formación cumpla los treinta años de vida. Su regreso, que esperamos no sea puntual, ha supuesto volver a recuperar aquellas grandes canciones sin tirar de melancolía (“la nostalgia solo sirve para contar estrellas“, dicen en “La última canción”, un tema de su reciente CD), permitiéndonos además poder disfrutar del nuevo toque sonoro, más guitarrero y norteamericano.