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Etiqueta: Chenoa

Chenoa: La tele os sienta tan bien

Para el último día de la Aste Nagusia donostiarra la organización había dispuesto un par de actuaciones finales que buscaban la aclamación popular: el espectáculo piromusical que encantó a todos y el show tele-musical a cargo de Chenoa, participante de aquel campo de entrenamiento de cantantes resultones llamado OT y ahora juez sonriente de un karaoke de famosos. Una fórmula, la del famoso de la tele, que no suele fallar ni en discotecas ni en fiestas patronales. Aunque el resultado quizás no fuera el esperado. La gente se acercó a Sagüés en buen número a ver las contorsiones melódico-físicas de la autora, pero la asistencia anduvo alejada de la de otras citas de la semana.

Los miembros del club de fans de la primera fila lo dieron todo, mientras el resto asistíamos a una deslavazada amalgama de influencias. A Chenoa le gusta ser rockera, emular a Tina Turner (hasta interpretó “Simply the best”), rapear, vestirse de cabaret (“Soy lo que me das”), coquetear con el toque comercial escandinavo o las verbenas, abrazar el “synth pop” británico de los años 90, agitarse en la pista de baile (“Nada de nada”), enfilarse hacia el heavy o juguetear con el funky. ¿Les ha constado leerlo? Pues imaginen escucharlo, en ocasiones hasta en una misma canción.

Como bien supondrán, tanto ingrediente desbordó la batidora. Con unas letras plagadas de monosílabos utilizados como pegamento y salvamento al final de cada línea de estrofa. Tapando los huecos con numerosas interjecciones (”Come on!”, “¡Vamos arriba!”, “Ouyeah!”). Momentos que alcanzaron niveles de clase de zumba cuando la cantante se golpeó los glúteos y chilló un “¡Venga esas piernas!” en el tema “En otro cielo”. La frase “Dibujo cosas sin dolor y siento nananana sin ton ni son” de su canción “Rutinas” nos parece un resumen bastante concluyente de lo que allí escuchamos.

A mi lado unos comentaban que estaba más rubia de lo habitual, y otros miraban la wikipedia para ver un dato sobre su vida personal. Habían ido a contemplar en persona la imagen de la tele. Y salieron encantados, sobre todo cuando en la traca final este piromusical de Sagüés atacó las canciones más sencillas y conocidas de la autora (“Atrévete”, “Cuando tú vas”). Los que veían la botella medio llena disfrutaron de su chorro de voz y su ímpetu. Los que veían la botella medio vacía le pegaron otro trago a ver si así llegaban al menos a esas conclusiones. No podían evitar ver una gran voz desenfocada, una carrera popular que parece apoyarse solo de puntillas en la creación de canciones para despegar en otros campos adyacentes.