Interpretes: El Columpio Asesino, 16th Solid Spread, We Are Standard, Andy Rourke. Lugar: Sala Gazteszena (Donostia). Día: 4 Octubre 2008. Asistencia: Lleno, unas 600 personas.
El rock parece haberle ganado la partida a la música pinchada. La presencia de los músicos y la ejecución de las canciones supera la presencia de los grandes nombres tras los tocadiscos.
Se vio el viernes en Donostikluba, cuando los creadores locales ocuparon la última franja horaria y la gente, en pequeño goteo, iba abandonando el lugar.
Y la fórmula se confirmó el sábado con Andy Rourke, el que fuera bajista de los Smiths. Los cientos de personas que habían asistido a los conciertos previos se quedaron en unas cuantas decenas en la franja final de la noche, cuando las melodías venían guardadas en un ordenador.
Claro que había sido una noche con un gasto importante de energía desde la apertura de puertas. El Columpio Asesino se olvidó de los pasajes reflexivos y vaporosos de su último disco “La Gallina” y despachó un concierto repleto de potencia y ardor.
Los navarros recuperaron esa fuerza que se basaba en Los Pixies. Con una formación más que numerosa sobre el escenario, consiguieron electrizar el vello de los asistentes a base de guitarrazos, voces elevadas y mucha fuerza percutiva. Su actuación se cerró con una personalísima mirada al “All Tomorrow Parties” de la Velvet Underground.
El vigor disminuyó ligeramente con la actuación de los catalanes 16th Solid Spread, quienes ofrecieron un concierto correcto, digno de un programa televisivo de la MTV. Si tamaña pulcritud es buena o mala lo dejaremos al gusto del lector. Su repeinado rock sonó impoluto, con grandes influencias de bandas como Smashing Pumpkins o Foo Fighters y movimientos actuales como el post-punk. Claro que si comparas lo escuchado con los zarauztarras Delorean la propuesta se diluye como un tenista norteamericano sobre la tierra batida.
Aunque para raquetazos, los de los vizcaínos We Are Standard. Con el motor a tope de revoluciones durante toda la velada, los getxotarras demostraron que su segundo disco confirmará las virtudes del primero. También tuvieron tiempo de homenajear a la Velvet con la versión de “Waiting For My Man”, acabando su poderosa actuación con todo El Columpio Asesino sobre el escenario, en compañía de algunos espectadores que decidieron subirse a la tarima.
El mancuniano Andy Rourke tiró lo justo de nostalgia (tan sólo sonaron 3 canciones de los Smiths) y recuperó la imagen del pinchadiscos más clásico, el que ponía un temazo después de otro. Hubo espacio para el rock de los Who, la alegría melódica de The La´s y su “There she goes” y mucha música actual, esa que se rebusca en las cubetas de vinilos o se escucha en emisoras alternativas como la XFM británica, donde el músico inglés cuenta con un programa radiofónico.