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Categoría: Críticas de conciertos

Leiva: El rock de la gente mayor guapa

Más de 5000 personas disfrutaron de las eléctricas canciones del cantante madrileño

Donostia guarda pocos secretos para José Miguel Conejo “Leiva”. Sus canciones le han paseado desde Gasteszena hasta los conciertos de Semana Grande y el Auditorio Kursaal. Tocaba cita en la Plaza Mayor de la capital, el Velódromo de Anoeta. Un encuentro que debió celebrarse en 2021 y que las medidas pandémicas retrasaron hasta ayer. El madrileño mostró los respetos al lugar recordando el concierto de Los Ramones celebrado en dicha pista y agradeció emocionado “el esfuerzo y la fidelidad mostrada” por haber adquirido y guardado la entrada.

Allá se plantó, en el escenario ubicado en la recta más cercana al barrio de Aiete, el cantante acompañado de su impecable y muy bien engrasada “Leiband”, la “E Street Band” de Alameda de Osuna. Un espigado autor soldado al sombrero de ala ancha y con querencia por el sonido de guitarras como la Fender Telecaster y la Grestch. Con un estilo de ejecución cada vez más clásico. Un cantar canalla, arrastrado y gatuno. Y una escenografía impactante que supo aprovechar las esquinas jugando con las luces y las pantallas.

Frente a ellos una pista sin asientos y una grada con todos ellos ocupados. Chicos y chicas, “gente mayor guapa” como los definió una asistente en la cola de la entrada, grabando vídeos para las redes sociales. Unos y otras cantaron las canciones que se saben al dedillo.

La noche mostró a un creador al que se le caen los estribillos impactantes del bolsillo (‘La lluvia en los zapatos’). Que trabaja con elegancia los abundantes minutos tranquilos (‘Breaking Bad’) y sabe silenciar a miles de personas (‘Vis a Vis’). Con piezas premiadas (‘La llamada’), tonos castizos y stonianos (‘Lady Madrid’), netamente eléctricos (‘Como si fueras a morir mañana’), minutos de funk discotequero (‘Flecha’), impepinables aciertos (‘Princesas’) y abundantes detalles que le llevaron a sus adorados The Beatles (‘Guerra Mundial’). Hubo recuerdos a los buenos viejos tiempos (‘Como lo tienes tú’) y amores por unas doce cuerdas ayer enérgicas (‘Estrella Polar’). Fueron casi dos horas de comunión total con su público y una selección de piezas ejecutadas de manera fabulosa.

Ojete Calor: Una fiesta total

Intérpretes: Carlos Areces (voz), Aníbal Gómez (voz). Lugar: Auditorio Kursaal (Donostia). Día: 13-05-2023. Asistencia: Lleno, unas 1800 personas

El show de Ojete Calor de ayer en el Kursaal fue una fiesta de principio a fin. La formación de los actores Carlos Areces y Aníbal Gómez puso la sala patas arriba en un ¿concierto? memorable. Porque.. ¿lo suyo es una verbena?¿Es un monólogo musicado?¿Un vodevil moderno? Analicemos los elementos: Todos las músicas están grabadas. Su voz es digna de un forofo en un estadio de fútbol. Y las pintas parecen sacadas del baúl de ofertas de ese “vintage” al que le cantan.

Pero su música de “kale barroca”, como la llamaron, sabe reírse de todo y de todos. Un karaoke con abundante presencia de la cultura pop y frases llenas de mordiente que incluyeron tartazos al respetable (subieron a una chica que se ganó uno) y tortazos a la sociedad (‘Viejoven’, ‘Mocatriz’). Denunciando las frases manidas (‘0,60’ incluyó gemas del tipo “la natación es el deporte más completo”) y engreídas (‘Sinceridad no pedida’). Denunciando la equidistancia (‘Extremismo mal’). Riéndose del “balconing” con baladas dignas de “Dirty Dancing” y señalando a los opinadores de las redes sociales (‘Opino de que’). Reverenciando a su “diosa” Ana Belén (‘Agapimú’) y ofreciendo versiones imposibles como la de “Laura no está” de Nek pero referida a Laura Palmer (Twin Peaks).

El resultado fue una actuación con el público bailando y cantando de principio a fin (qué digo al principio, si ya lo hacían antes de empezar gracias a los vídeos que lanzaron en la pantalla de fondo). Una parranda que acabó convirtiéndose en un entreacto eurovisivo fabuloso, increíble, feliz y radiante. Y que viva el humor en las canciones, los auditorios y la vida.

Jethro Tull: inmersión nostálgica

Intérpretes: Ian Anderson (flauta, voz), Joe Parrish (guitarra), Scott Hammond (batería), John O´Hara (teclados), David Goodier (bajo). Lugar: Auditorio Kursaal (Donostia). Día: 11-05-2023. Asistencia: unas 1600 personas

Ayer tocaba viaje al pasado con la actuación del combo británico Jethro Tull. Banda de rock progresivo que sigue defendiendo las bondades de aquellas intricadas composiciones que fusionaban tradición y fiereza. Es cierto que ya los arranques de antaño se han relajado y que ahora prima la calma dentro de esa etiqueta que aglutina música barroca, ferias medievales, folk tradicional, apuntes del futuro rock duro, punteos de blues y simbología celta. El propio Ian Anderson, cantando por encima del micro, presenta una voz que se adapta mejor a las obras más actuales (‘Hammer On Hammer’).

La noche contó con bastantes baños de nostalgia en formato de temas de los años 60 y 70 del siglo pasado (‘Nothing Is Easy’). Melodías casi californianas (‘We Used To Know’) que nos harían correr por los prados (‘Wicked Windows’) disfrutando de su aire revoltoso (‘With You There To Help Me’) mientras la pantalla del fondo mezclaba imágenes personales con fotogramas de corte social.

Tras el descanso de 15 minutos los Tull retornaron más vigorosos gracias a piezas eternas (‘Aqualung’), enrevesadas partituras y el rock épico -¿hay algo no épico en este combo?-. Recordando su tierra natal (‘Warm Sporran’) y los pasajes campestres (‘Heavy Horses’) en una experiencia inmersiva que contó con el beneplácito de la banda para sacar fotos y vídeos en la sección final del evento. Anderson quizás sea “Too Old To Rock And Roll: Too Young To Die” pero sigue capitaneando de manera digna aquel estilo que le tuvo como uno de los principales estandartes.

Magia Bruta: Nostalgia digital

Intérpretes: Isabel Fernández (voz, teclados), Aida Torres (voz, batería). Lugar: Sala Kutxa Kultur Kluba (Donostia). Día: 04/05/2023. Asistencia: 120 personas.

El dúo vasco Magia Bruta llegaba a Donostia para presentar su disco “Un día nuevo”. La cantante Isabel Fernández guió el combo con esa forma de modular tan característica. A su lado Aida Torres (Jupiter Jon) golpeó una batería digital con elementos reales que le dieron ímpetu al conjunto.

Escuchándolas fue fácil acordarse de bandas como The Beach Boys y Animal Collective. Y perderse en las letras melancólicas. Disfrutando de las proyecciones y escuchando samplers reivindicativos (‘»A mí no me cuida la policía, me cuidan mis amigas”) para gozar de un combo que enamora.

Andrea Motis & Marco Mezquida: La felicidad del jazz

Intérpretes: Andrea Motis (voz, trompeta), Marco Mezquida (piano). Lugar: Teatro Victoria Eugenia (Donostia). Día:31-04-2023. Asistencia: unas 450 personas.

Ayer se celebró el Día Internacional del Jazz en un Victoria Eugenia de aforo limitado con el concierto de Andrea Motis y Marco Mezquida. Dos estrellas juntas repasando sus gustos musicales en modo arrebatador.

Pocos tienen el arte de Mezquida a la hora de emplear un piano para expresarse. Pocos son tan sinvergüenzas como para usar un Steinway en modo autoharpa. Un autor sonriente, juguetón y siempre excelente en sus pulsaciones. Su “estilo interestilístico”, como le definió su compañera, tuvo la alegría de los clásicos y la creatividad de los elegidos.

A su vera la gran voz de Andrea Motis. Diva cuando tocaba, dulce cuando la pieza pedía cercanía. Un tono fabuloso, embriagador, impecable. Brillando en la belleza mínima de las composiciones. Regalando al respetable el emocionante “Aurtxo txikia” con una dicción que para sí querrían muchos locales.

Juntos “se sintieron mejor que en el salón de su casa” (Mezquida dixit) visitando el Brasil de Gal Costa. Reconstruyendo a The Beatles con distinción. Haciendo que los estándares del jazz sonaran más pop (‘The Foolish Things’ pareció editado por Burt Bacharach) o abiertos. Con una zona final más festiva – a su manera-, no se nos ocurre mejor cierre que el el escuchado a una de las asistentes: “qué maravilla, espero que vuelvan juntos o por separado”.

Víctor Manuel: 75 años no es nada

Intérpretes: Víctor Manuel (voz) acompañado por una banda de seis músicos. Lugar: Auditorio Kursaal (Donostia). Día: 23-04-2023. Asistencia: lleno, unas 1800 personas.

Los años pasan para todos. Y los autores que por razones familiares o propias irrumpieron en nuestra discografía para quedarse van presentando números de impacto. Podría ser el caso de Víctor Manuel San José Sánchez (Mieres, 1947). Cantante que ayer se estrenó en el Kursaal donostiarra con “La vida en canciones. Tour 75 aniversario”.

No es su primer dígito de alcance. En el año 2014 celebró el medio siglo entonando con “50 años no es nada”, una gira de dos años y un DVD de recuerdo. Podría llegar al siguiente gran guarismo sin grandes sorpresas. La selección de tonadas contuvo muchos grandes éxitos y otras romanzas que el autor definió como “canciones prehistóricas” y “canciones desgraciadas” (aquellas muy queridas por el letrista pero que no calaron entre sus
seguidores).

En lo musical la noche fue sofisticada, mirando a Francia o Argentina, defendiendo su amor por el folk de su tierra natal (‘Danza de San Juan’). Picando de lo latino, el reggae (‘Ay amor’) y el rock contundente (‘Sube al desván’). Siempre con el pop como bandera y guardando minutaje para piezas ligeramente más acústicas.

Músicas que, iluminadas con una sutil penumbra sobre los miembros de la banda, llegaron llenas de detalles y situadas un paso detrás del foco principal. Un tono narrativo que se permitió fraseados rápidos dignos del rap (‘El hijo del ferroviario’) y que mantiene el característico temple. Solo le podemos achacar, en esos cierres tan altos que realiza, algún paseo puntual por la cuerda floja del tono.

Nada de eso sucedió en las charlas entre temas. Espacio en el que el astur explicó sus orígenes, sus amores y el porqué de algunas composiciones. Habló de la fosa común en la que estaba enterrado su abuelo, del concurso que no le dejaron ganar, de la Donostia de La Perla en la que actuó por vez primera, de la iglesia de aquellos años, del cariño a su hija y del impacto de algunos momentos que, hechos canción, son terribles (‘La madre’, ‘Planta 14’).

Defendiendo la solidaridad y lo propio (‘Alla arriba al Norte’). Imposible no verle similitudes con Rodrigo Cuevas, otro asturiano cada vez más relevante. Las causas pueden haber cambiado pero la defensa de las mismas a través de lo sencillo, lo cercano y la melodía sigue muy vigente. Y que dure. Más aún que los 75 años de Víctor Manuel.

Ara Malikian: Una tarde sonriente y bien agitada

Intérpretes: Ara Malikian (violín), Iván Lewis (piano), Iván Ruiz Machado (bajo), Georvis Pico Milán (batería), Dayan Abad (guitarra). Lugar: Auditorio Kursaal (Donostia). Día: 16/04/2023. Asistencia: unas 3000 personas sumando los dos pases del día.

La R.A.E. dice que mezclar es “alterar el orden de las cosas”. Ara Malikian tiene claro este juego de elementos en las actuaciones. Empezando por sus canciones, un “mélange” expresivo que llegó acompañado de un cuarteto cubano y que siempre trabajó con elegancia y calidad para el lucimiento del foco principal.

Cierto es que los músicos de acompañamiento tuvieron sus vahídos de jazz y de “tumbao”. Pero el protagonista de la cita fue el habitual cóctel agitado y casi revuelto que, una vez más, tendió a lo espectacular: rápidos rasgados de las cuerdas, punzadas rock, tensiones dramáticas, acordes sofisticados, toques balcánicos, escalas progresivas y arrebatos románticos en un estilo libre en sus estructuras. Unas composiciones que llegaron acompañadas por impactantes juegos de luces. La lista de piezas que acercó en el primero de sus dos pases del domingo ofreció también intachables recreaciones en formato clásico (el preludio Nº 4 de Chopín) y homenajes más explícitos (el ‘Rumble’ de Link Wray popularizado por la película ‘Pulp Fiction’).

También dice la Academia de la Lengua que la mezcla es un “tejido hecho de hilos de diferentes clases y colores”. Quizás se refiera a los ropajes de Malikian, visibles desde la última fila del auditorio donostiarra gracias a su colorido, brillo y agitación.

El inquieto armenio afincado en España se dio una vuelta por los pasillos de la sala, saltó, brincó, hizo un arranque de streaptease, hincó las rodillas y se tiró al suelo. Todo ello sin dejar de zarandear el arco de su instrumento a endiablada velocidad, dejando que su cara completara la expresividad de cada momento.

Y podría el revuelto y revoltoso término inicial referirse a las narraciones del autor entre temas, siempre con un pie en la realidad y tres zancadas en la fantasía. Las variadas fábulas consiguen su deseo: que la gente se ría (el pullazo a la música contemporánea), se divierta (la forma en la que conoció a la banda que le acompaña), atienda a los problemas de las fronteras (‘Alien´s Office’) o recuerde a la gente mayor que murió de COVID en las residencias sin poder despedirse de los suyos (la bella ‘Nana arrugada’). Ara Malikian continúa pirueteando sobre su eje y salteando los ingredientes en una combinación que sigue encandilando al personal.

Yoshida Brothers: Soles modernos

Intérpretes: Ryoichiro Yoshida (tsugaru shamisen), Kenichi Yoshida (tsugaru shamisen), Yuki Tsuchida (percusión). Lugar: Teatro Victoria Eugenia (Donostia). Día: 11/04/2023. Asistencia: unas 450 personas

Con el Sakura (fiesta de la floración de los cerezos) arrancando en la zona oriental de Japón llegaban a nuestra Donostia los hermanos Yoshida. Par de músicos nipones de tsugaru shamisen, un instrumento que podríamos definir, con estos ojos occidentales, como mezcla de laúd y banjo tocado con una púa en forma de espátula.

Para adentrarnos en la cuestión los intérpretes dedicaron 15 minutos de la velada a explicarnos el origen del shamisen, su nacimiento hace 500 años, el material con el que están hechas sus cuerdas (nailon y seda) y cómo se hizo popular en manos de invidentes que tocaban delante de las casas en busca de dinero y arroz. La parte didáctica se cerró con el arroz de los Yoshida, mostrado en vídeos de sus colaboraciones con bandas de rock, eventos otaku, deportistas de parkour, autoras trap, mangas como “Naruto” y equipos de breakdance.

Los ejemplos dejaron claro que estos autores de irrebatible virtuosismo buscan el lado espectacular de su limitado instrumento. Así, acompañados de un percusionista y bajo títulos que hablan de tormentas y campos de flores, las distintas piezas instrumentales no tuvieron reparos en sonar con pregrabados que evocaban un grupo de rock, momentos arabescos, sensaciones progresivas, aires pop, baterías bailarinas, punteos heavies y duelos blues perpetrados a toda velocidad. Será uno de los conciertos más curiosos del año en la ciudad, pero a veces costaba encontrarle asideros.