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Mes: enero 2023

Don Inorrez: un lujo cercano

Intérpretes: Imanol Úbeda (guitarra, voz), Rubén Caballero (guitarra), Mikel Irazoki (bajo), Karlos Arancegui (batería). Lugar: Sala Imanol Larzabal (Donostia). Día: 13/01/2023. Asistencia: unas 75 personas.

En estos días donde todo está muy caro y el lujo parece quedar en manos acaudaladas aún quedan momentos cercanos para disfrutar de la belleza intachable. Porque ver, escuchar y disfrutar de Don Inorrez sigue siendo uno de los pequeños grandes placeres que les quedan a los amantes del pop-rock de corte norteamericano. Una de esas veladas que si tienes un instrumento en casa dan ganas de volver a sacarlo del trastero y enchufarlo.

Porque la banda guipuzcoana, con un look digno de una banda de Portland, ofreció un set mayúsculo de obras optimistas con focos tan fascinantes como la atractiva guitarra solista, la flexibilidad del batería o la belleza rítmica de la Fender Telecaster. En ocasiones sonaron cual Ruper Ordorika con varios cafés (‘Dena erdigunera’). Con el descaro de la New Wave (‘Izan liteke’) y cercanos a los postulados soleados de Matthew Sweet, Tom Petty (‘Kristoren gonbidapena’) y The Velvet Underground (‘Barre ala negar’).

Hubo espacio para homenajear a los clásicos (‘Chuck eta Little’), defender el traje cantautor (la nueva ‘Elurra lo’) o jugar de manera más abierta (‘Sastraka’). Atacando momentos casi bailables (‘Garai posmodernoak’) sin olvidar en ningún momento los grandes estribillos (‘Nekropolian’). El resultado fueron 90 minutos de acogedor deleite sonoro.

Tindersticks: Una variedad exquisita

Intérpretes: Stuart Staples (voz), Neil Fraser (guitarra), Stanley Staples (guitarra), David Boulter (teclado), Dan McKinna (bajo), Earl Harvin (batería). Lugar: Teatro Victoria Eugenia (Donostia). Día: 09/01/2023. Asistencia: unas 500 personas.

“Barítona”, “atormentada”, “misteriosa”, “sugerente“, “cavernosa”. Estas son algunas palabras que hemos leído sobre la voz de Stuart Staples, cantante de la banda que ayer visitó de nuevo el Victoria Eugenia donostiarra. Tindersticks volvía al escenario en el que grabaron el disco “Live San Sebastian 2012” para celebrar sus 30 años de carrera y la publicación de un recopilatorio.

Una compilación sobre la que se ha estructurado esta gira y cuya elección de melodías siempre deja fuera alguna que nos ha tocado de una manera más profunda. Los seguidores de sus primeros discos pudieron torcer el morro ante la escueta elección de canciones de aquel sorprendente inicio (‘Her’). Pero sería injusto hacerlo frente al excelente estilo que gastaron los autores en cada una de los pasajes. Desbordando emoción y belleza desde el comienzo con la mínima ‘Willow’. Tocando los instrumentos de una manera tan suave que bien podrían pasar de abuelos a nietos sin cambiarles siquiera las cuerdas.

Una noche repleta de ejemplos de una orfebrería que tan pronto defendía los cánones de Serge Gainsbourg como se lanzaba a las aguas mediterráneas y coqueteaba con los esqueletos del funk. Con muchos temas que tiraron hacia el soul contenido (‘Second Chance’) y momentos de pop vivaracho (‘The Amputees’) o sombreros vaqueros (‘See my girls’). Dejando espacio para sosegadas versiones ajenas (‘Johnny Guitar’ de Peggy Lee) con una melancolía que brotaba aquí y allá para llevarnos desde las callejuelas urbanas nocturnas hasta la intimidad de una habitación.

A la lista de canciones parecieron caérsele dos o tres nombres de los inicialmente previstas. La tos de Stuart Staples entre temas, y el agarrarse la garganta en la despedida final, bien pudo indicar que las cuerdas vocales del protagonista estén algo afectadas estos días. Por supuesto que no se notó ni un segundo cuando le tocó entonar en esta cita tan distinguida que hizo del tortuoso lunes un día fantástico.

Benito Lertxundi: El rey elegante

Ayer Benito Lertxundi cumplía 81 años. 972 meses. Con un pelazo que ya quisieran para sí muchos de los lectores. Se dice pronto, pero la carrera del guipuzcoano Benito Lertxundi no es moco de pavo. Este hombre, nacido un día de Reyes feliz para toda la familia salvo para un hermano pequeño que, como nos contó anoche el bardo de Orio, “estaba contento con tener un hermanito, pero hubiera preferido que los Magos de Oriente le hubieran traído mandarinas”, llenó el viernes el Auditorio Kursaal de un público que empezó deseoso, siguió feliz y acabó muy satisfecho.

Señores, chicas y algún que otro zagal que oteaban el puesto de venta de productos promocionales situado a la entrada del recinto buscando completar su discografía, ojear el libro, adquirir una moderna Tote Bag o pillar uno de esos CDs que, como comentaba una joven presente, “es una pena que ya no puedan escucharse en el coche porque ya no hay lectores”.

La vida corre para todos salvo para Lertxundi, el “Melchor” de la fiesta, quien tiene el oído fresco para dejarse atrapar por sonidos más jóvenes. Empezando por la formación que le acompañaba, buena mezcla de juventud y experiencia. Ahí estaban el siempre ajustado pulsar del guitarrista Angel Unzu, la batuta sutil a las teclas negras y blancas de Juantxo Zeberio, la variedad del chelista Pello Ramírez, el gaseoso teclado y la voz de Olatz Zugasti…. En total fueron nueve músicos fabulosos que viajaron siempre detrás de ese canto que tiende a narrar, aportando detalles de calidad (‘Udazken Koloretan’) y desfogándose en las varias y variadas instrumentales que emergieron en el listado de, agárrense, 135 minutos y 30 piezas.

El arranque nos mostró al guipuzcoano más Leonard Cohen. Puro (‘Urrundik heldu naiz’) y mediterráneo (‘Nintzenaz oroitzetan’) en un espíritu que tendría más apariciones posteriores. Con una elegancia folk que se le caía del bolsillo del pantalón vaquero (‘Laket dut’) y un viaje pop que ya querrían para sí muchos indies (‘Oi Lur’). Obras como ‘Baldorba’ permitieron disfrutar de un público que se lanzó con arte y sutileza a cantarle todas y cada una de las estrofas. No faltaron los arrebatos de nocturnidad francesa (‘Ibertzean’), los aires de canción ligera (‘Isil isilik’), los apuntes de “Americana” (‘Nigarra begian’) y más de un curioso parentesco auditivo: ¿Alguien más intuyó a Coldplay en ‘Belar Nerabean’ y a Itoiz en ‘Nahiago nuke’?

Y mientras alucinábamos con el country puro de ‘Kimu bat Zuhaitzan’ y la belleza de las composiciones más acústicas (‘Bizipen margotuak’, ‘Zugan bizi dena’), la velada fue entrando en su recta final con el oriotarra más distendido al micro mientras el fondo sonoro se hacía más calmado y etéreo. El mundo al revés. Cuando todos los grupos acaban pegándole fuerte a su cancionero nuestro cantante tendió al relajo.

El autor, que se emocionó en más de un momento, tenía un as en la manga. Porque en ese sector de cierre sonaron varias de sus piezas más conocidas: ‘Jaun baruak’, ‘Bizkaia maite’, la vitalista ‘Mirotza’, ‘Ez nabil ezeren bila’. Con ella, la última de sus creaciones, cerró una cita donostiarra en la que dejó que sus músicos se despidieran en solitario del público puesto en pie. Él, Benito Lertxundi, puede darse por satisfecho tras la función. No ya por la edad, que también, sino por haber ofrecido un concierto bello, variado y muy elegante.