“Te veo hacerte viejo cada año, pero no cambias, o al menos no me doy cuenta. Y entonces, el sentimiento…”, dice la estrofa de “Everything Flows”, tema con las que TFC llevan cerrando sus conciertos 30 años.
Pero cambias. Como oyente. Y como banda. Que ambos sigamos de la mano después de tantos decenios – los escoceses llevan 30 en la carretera- es como los matrimonios de nuestros padres, un rara avis en la fugaz vida actual.
Y aquí hubo un divorcio. Una separación. Un drama. Gerard Love dejó la banda (¡hace cinco años ya!) y se llevó consigo sus canciones. En Donostia no sonó ninguna suya. Por motivos obvios, la voz era un elemento principal de estas piezas. Que no cunda el pánico, hay mucho fondo para poder seguir eligiendo.
Tocaba recomponer el puzle. Y, hay que admitirlo, el núcleo restante está reconstruyendo su alma de manera impoluta. Se ha completado por hasta 3 músicos, 5 si tenemos en cuenta todo lo que Euros Childs da a este combo. Hasta el telonero del resto de la gira, Sweet Baboo, se sumó con guitarras y teclas.
Esto hizo que las mejores tonadas, y ahora hablamos de sonido y empaque, fueran las elegidas de sus últimos CDs, destacando las del notable “Nothing Lasts Forever”. Un trabajo que ha sumado muchos puntos en directo.
Momentos como “Foreign Land”, “Tired Of Being Alone” o “I Left a Light On”, con la banda tan empastada y fresca, vuelven a alejar la luz del final del túnel alegrando el paseo como pocos pueden hacerlo. Hubo ramalazos “motorik” (“ Everything Is Falling Apart”), oscura psicodelia (“Endless Arcade”) y muchos recreos a varias voces (“My Uptight life”, “Back In The Day”). Todo inundado por las distorsiones inimitables que salieron de los Fenders y VOXes.
Ya imagináis que no fueron la columna principal de la cita en la que Norman Blake copó, en porcentaje de 75/25, la autoría de composiciones. TFC sabe que su cogollo de fans ha viajado con ellos durante decenios. Y para ellos van las revisiones de esos temas eternos que deben pelear contra nuestros recuerdos. Nuestra juventud. Nuestro brío. Y el suyo.
No podemos faltar a la verdad. “I Dont Want Control Of You” fue impecable. “Did I Say” nos erizó el vello, que por algo es una de sus mejores composiciones. “Alcoholiday” sigue siendo una gema en su cancionero. “The Concept” – ¿Nadie más sintió el pálpito de ver a Brendan O´ Hare dándole como loco a los platos?- fue un pequeño placer con el juego a dos guitarras y la larga coda final.
Dicen que lo ideal de un divorcio es ganar dos amigos. Pocas veces pasa. Pero cuando pasa es una alegría. Así, mientras esperamos el segundo LP de Lightships grabado en el estudio de Bill Ryder Jones para algún momento de 2024, solo queda congratularse por el embriagador nuevo camino que ha tomado la carrera de estos Teenage que saben aceptar, asumir y hacer brillar este paseo adulto que tantas alegrías promete seguir dándonos.