¿A quién no le va a gustar la chuchería pop envuelta en orquestas?

El tipo con uno de los nombres más molones de la escena mundial, Fortunato Durutti Marinetti, el sprinter con bigote elegante, el delantero centro más molón de Torontontero, el que celebra sus goles tomando un té, saca un nuevo trabajo riiico y suaaaave, “Bitter Sweet, Sweet Bitter”. Una chuchería orquestal repleta de glasse y elegancia

El sweet soul popero “Full of Fire” nos gusta más que pasar el pan por el platillo de la Meji. Podría ser el Josh Rouse chicloso – el Jim Ruiz bueno, el primero- buceando en el fondo de “Beware”, pero la voz de Durutti abre nuevas puertas. Y entra un frescor digno de Colgate

Los Tindersticks, canela fina, asoman en las cuerdas de “Do you ever Think”. Qué bueno era su compañero de pupitre musical, Bart Davenport. Se le ha pegado un hey, un qué se yo, una belleza despeinada. “Call me The Author” es un desvío precioso, en su extrañeza y belleza, que a mí me lleva a un viaje en tren

“Theme” parece asentarse en un garito de jazz lúgubre que sale mucho en instagram. “A perfect pair” le da vidilla disco. Todo el disco suena de rechupete, y aquí se baila un poco a nuestro estilo. ¿Vosotros también imagináis la chaqueta de Jarvis Cocker, y su mano despendolada?

La también charlada “A Rambling Prayer” consigue desperezarse del sermón para convertirse en una confidencia que va purgando sus dolores. “Theme I” destaca poco en su nombre y mucho en su musicalidad, aunque iría mejor de interludio entre dos caras del disco, si eso fuera posible. Aunque, espera, claro, es el caos antes de “The Funeral”. El adiós downtown, casi gatuno, de un personaje que abandona el disco agradecido, confidente, humeante, con Mike Hammer pateando la calle paralela. Fabuloso, Fortu, ha sido un paseo precioso de cuerdas, pop y elevaciones creativas

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