Jose Gabriel Mujika, la cabeza sobre el corazón.

Para bien o para mal no hay como mirar el paseo personal para explicarte las cosas. En una visita familiar de los años 90 la cuadrilla nos fuimos a lo viejo con mi primo maño. Era día de manifestación, con sus pelotazos y su carrera. Nosotros fuimos a los bares de nuestro trasnochar, con el primo estrábico, asustado por lo que escuchaba e imaginaba. Ante el susto uno de nosotros le dijo, “tranquilo, no te preocupes, es teatro de calle”.

Un camino similar transitaba Oscar Terol en la reunión de sociedad que le juntó con Pello Ruiz Cabestany, David de Jorge y el protagonista del capítulo de “En Primicia”, José Gabriel Mujika, antiguo director de El Diario Vasco. Dice Terol que para sobrevivir los guipuzcoanos, o donostiarras, los que no estaban en el blanco como Mujika, buscaban relativizar la situación de ETA en la sociedad. No escaparse, no evitarla, no negarla. Relativizarla. Tomar distancia. Se apunta que por miedo, pero puede ser por algo tan sencillo como tirar para adelante en la vida.

Para bien o para mal el propio Mujika detalla, con una calma impropia, con una tranquilidad acorazada que poco a poco va dejando pasar el aire, que en el entorno familiar se prefirió sobreentender algunas cosas. Sin entrar a los detalles de porqué dos personas esperaban en el portal cuando salían o cuando llegaban. O porqué los fines de semana salían siempre de Donostia. Una gestión con hijos pequeños que buscaba no trasladarles la tensión diaria del padre y su trabajo. “De algunas cosas se enterarán en el documental de hoy. Solo el tiempo dirá si he obrado bien”, comentaba el antiguo director. Desde la distancia parece el único camino digno de tomar.

Lo que pasa es que tenemos el problema de opinar. Quizás sea una necesidad autoimpuesta. Quizás una moda amplificada en redes y televisiones. Quizás se exige que nos posicionemos. Y el Diario Vasco, que como todos tendrá sus cosas, decidió aplicarle otro punto de vista: el guipuzcoano – si quieren saber qué es eso denle al play en la web del reportaje

El que daba aire a los deportistas para que no se definieran. El que prefería hablar del queso de Ordizia antes que de la muerte de Botín (ambas salieron en la misma portada, pero a diferente anchura). Todo eso teniendo que levantarse a las 7 Am a parar toda una edición del periódico por un asesinato. O tener que sacar una edición tan exquisita tras la muerte de su director financiero a manos de ETA. Varias veces lo repite, “había que dejar de lado el corazón y trabajar con la cabeza”.

Ese carácter tan guipuzcoano que hace que las opiniones de los vascos desde el punto de vista “nacional”, Zarzalejos, Mayor Oreja, quede tan lejana del sentir propio. Ellos siempre buscan posicionarse desde la tensión. Pero sin imponer un solo camino, creo que aquí se vivía de otra manera. Es imposible no sentir cariño, emoción, impresión y afecto ante la gestión diaria de Mujika. Es impresionante lo de la carta de ETA que jamás había salido del cajón. O la narrativa sobre llevar dos años más de escolta tras el fin de ETA.

Todo eso es posible porque RTVE ha sido muy amable y educado con el entrevistado. Le ha dado mucho aire al protagonista, que en un momento lo agradece. “Algunas cosas solo las digo aquí, en el documental, porque me he sentido muy cómodo”. Lejos de pugnas. Huyendo de enfrentamientos. Acompañando a Mujika por donde quiera ir. Dejándole espacio. Todo eso hace que sea un video excelente, acongojante, impactante en su calma y detallista en los complementos (Berrio y LBV en la banda sonora, amen de Itoiz y Laboa). Solo así llegamos a esta biografía visual tan bella, dura y emocionante.