La irremplazable belleza de los primeros gateos

Visita a la cantera guipuzcoana agrupada bajo la etiqueta “Gipuzkoako Ahotsak”, patrocinada por el banco de las bandejas de la Real masculina. Empiezan disfrutando de los sinsabores habituales: apenas 20 personas en la reunión de Labar y Saguxar. El Bolo Bolo de Intxaurrondo se lleva con la pelágica al público inquieto.

Vapor de carga

Saguxar es una habitual de mis redes sociales. Loas y maravillas se leen de sus conciertos y sus canciones. Normal: Ane Segurola se instala en la niebla creativa para ofrecer unas melodías bañadas en vapor y eco, dejando espacio para sacudidas más digitales.

Pero lo que tienen sus mp3 no ha conseguido saltar al escenario. Al concierto le falta continuidad, ella debe pasear entre elementos para ir lanzando las siguientes partes y deja algunos espacios que lastran ligeramente el paseo.

Amante del (nuevo) shoegaze, es en esos arrebatos cuando permite disfrutar con más calma de su arte. División de opiniones en su versión de Massive Attack (otro guiño a Cocteau Twins en el fondo). Y despunta a capela, tanto en calidad como en capas y creación estructural.

Te das queer

Labar es mucho más directo. DJ, bailarín y cantante, todo tomado de forma suigéneris como forma de expresarse, disparan temas breves y contundentes sobre las relaciones personales, lo queer y esa “euskadi transfeminista” que defienden al micro. Más punks que Rodrigo Cuevas, más cabreados que Zetak, con respeto hacia el drum&bass y con espacio para la canción tradicional vasca. Así es la nueva Euskadi cultural.

Resultan muy divertidos y con letras coloquiales (hoy en día) como lo son las fotopollas, el orgullo y los ataques por identidad. En apenas 30 minutos despachan su repertorio y confirman que, aunque estén empezando, aunque su vida parezca centrarse en el estudio y en youtube, en directo tiene un largo y jugoso camino por recorrer.

Es una gozada absoluta ver estos conciertos. Con sus imprecisiones, sus pequeños fallos tapados con una sonrisa, el magma de lo que puede ser en el futuro (hasta que el futuro les diga que no hay dinero), la frescura y la emoción. Ojalá pueda, podamos seguir disfrutando de estas “primeras veces” con los ojos frescos y los oídos bien abiertos

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