I’m from San Sebastian

Desdecimos a Proberto, que afirmaba segun el libro de las lamentaciones que tocaria descansar al septimo dia. Yo no llego a tanto. Van 48 horas en la capital, y ya tengo las piernas como El platanito tras cruzar el Estrecho 3 veces. O Peor.

Siempre llego a una ciudad pensando en que voy a leer y mirar por la ventana e inspirarme para hacer un disco triple, aun no se si de freno de coche o puramente sonoro. Ahora estoy en un ciber Buchenwald, de esos de 300 ordenadores seguidos rollo super intimo total.

Anoche, que aqui es a partir de las 4 de la tarde, me di varios paseos buscando garitos donde hubiera musica en vivo. Encontre uno tan rarito que ni los dependientes ultrafelices del Fridays (cadena de hamburguesas en cadena) conocian.

Se llamaba The Mills y era un sitio realmente alucinante. Una cava (si, manoukian, una cava!) esculpida en la piedra, aprovechando un viejo edificio. Lo montaba la cerveza Miller, que como todas las birras malas monta cosas interesantes. Creo que es una formula proporcional. Si la birra es buena, no hace falta patrocinar nada, no?

  

Llego a la puerta y el gigante de Neverending Story me pregunta por la entrada. Yo que ni idea, que lo habia visto en un periodico. Paso a la taquilla, y las ninas me ponen pegas. «Sorry, I’m From San Sebastian«, digo mientras me imagino a un coro de 30 personas suecas tras de mi cantando. «I just arrive today«. Ok, padentro, majo.

El concierto era a cargo de Ballboy, un grupo indie local que acaba de sacar un segundo CD. Le telonea un tal Peter Fall o File o algo asi, un chico que hace folk pero le da por chillar como un becerro. Se parece a Pete Doherty, y hace canciones tan horribles como las suyas. Esas cosas dan animos para coger una guitarra y lanzarse a canturrear. Peor que el guaperas ese no o vas a hacer.

Tras el llega Ballboy, y no paro de bostezar. Ver a casi cuarentones copiando el rojo de Belle And Sebastian ya no me hace gracia. La chica del teclado podia tricotar mientras esta en el escenario. Antes de acabar me piro al taxi, y paro en un pub, The Royal Mile, donde un par de tios de vuelta de todo hacen canciones conocidas sobre una caja de ritmos. 15 alegres senoras con varios paseos al bano de tanto pimple ya bailan y bailan y vuelven a bailar. Yo ojeo y alucino con los fantasticos periodicos locales.

Hoy nos costo levantarnos, porque ayer nos tomamos muchos cafes y sobamos entre tinieblas. Y llevo 7 horas andando non stop me now. Estuve repartiendo mi buena suerte por el Dean Gallery y El Scottish Museum Of Modern Art. Una pena haberme perdido la de Tracey Emin, la desvergonzada autora de «My Bed», expuesta en su dia en el guggy bilbaino.

Ambos dos museos tenian una planta cerrada por cambio de exposicion. Si, sigo en forma para eso de los cierres casuales, y para elegir sitios para comer. ?Que hay uno recomendado? Pues paro en el kebab de al lado. No falla.

Del Modern Art me quedo con un par de reencarnaciones previas de Lola Flores. Mikhail Larionov y su «Soldier in wood», y Lola Flores goes Pothosop Brushes de RB Kitaj y su «If not, not». Del Dean Gallery su impresionante Robocop, a cargo del escoces Eduardo Palozzi y originalmente denominado «Vulcan»: Mas de 5 metros de armatroste que asusta.

Aunque para asustar, pasearse solo mientras nieva por el Dean Cementry. De verdad que he sentido yuyu entre las tumbas, sin nadie alrededor. Luego me he metido en otro museo, National Portrait, donde habia un dibujo de Kenny Daglish y cientos de obras sobre escoceses relevantes. Me ha sorprendido ver a casi 10 jubiladas copiando a ojo algunos de esos retratos de manera brillante. Como no habia bocetos de tias en bolas, pues me he pirado.

Hoy queria ir a algun pub con musica, pero tengo el cuello de piedra, las piernas temblando y cierto mareo de la maldita temperatura controlada de los museos, que debe ser como la de Lanzarote en agosto. Asi que Dios dira. Manana quiero ir al mercado (ya ves, no voy a Ordizia y me paseare por el Edimbra) y luego a una tienda trendy de ropa de segunda mano. Tengo idea de pasar por la calle donde estuve viviendo un mes hace 17 anos, pero no me acuerdo del numero. Y aqui es dificil diferenciarlas, tan victorianas todas ellas.

Lo que si recorde era una cafeteria de la Royal Mile en la que estuve en aquella visita. Emplazamiento en el que volvimos a dar un show gratuito e improvisado de los nuestros.

Tras comentarle al senor mayor regente el hecho, empezo a hablarme diciendome un mogollon de numero. No se si me estaba dando la Q1 del Hipodromo de Lasarte o la tabla del siete. Enteros, sin perder el norte, nos armamos de valor y dijimos «yes», asi, a palo seco, directo, conciso, esperando que esa afirmacion no trajera la sodomizacion por parte de los siete enanitos o cualquier otro acto desagradable, ya que no nos habiamos enterado de la misa la media. «dientes, dientes», que decia la Pantoja, y a la calle.

Por cierto, la cosa mejora. Ayer no habia acentos y hoy no tengo raton. Great.

4 comentarios en «I’m from San Sebastian»

  1. pues me he ido al myspace y, aunque no sean para tirar cohetes, no me han disgustado estos ballboy. yo en berlín me metí en el de peter bjorn and john, que tampoco me gustaron, y después resultó que eran la sensación mundial del momento.

  2. Del libro de apocalipsis:

    Y Dios dijo, retumbando las paredes con su furia:

    Oye, tío, la próxima vez que quiera trollear no me revientes mi nick.

    Y desapareció sin dejar rastro con un «ahora os las apañáis, chatos»

  3. Me pareció oír un lindo «lovito».

    «Ver a casi cuarentones copiando el rojo de Belle And Sebastian ya no me hace gracia.»

    ¿Ha llegado entonces la hora de cambiar de acorde? XD

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