La voz del más allá.

Siempre hemos tenido fidelidad a nuestro Dios, la persona que nos habla directamente a nuestros ojos y de manera individual.

Unos piensan que es El Creador, otros Buda, los de allí una mofeta o una cara en un pan Bimbo. Pero todos coinciden que el mayor grado de confianza común se lo ofrecen los presentadores de informativos en los distintos medios de comunicación visuales. Bueno, y Punset, que debe tener el Libro De La Verdad, una obra que cada día más se parece al empalagoso imaginario de P.Coelho.

Conozco una persona que de joven, muy joven, estaba tan hipnotizada y dominada por el busto sin piernas que le hablaba en blanco y negro que no podía moverse de la pantalla hasta que el señor se fuera a los anuncios, dado que se dirigía solamente a él. Y claro, si se piraba seguro que se enfadaba. Ríanse, pero no se crean que de mayores somos muy distintos. Podemos movernos, vale, y hurgarnos la fosa mientras nos cantan un tsunami. Pero todo lo que dicen en “El Parte” es cierto. Sí o sí.

Pero lo que de verdad me da pavor en este tipo de sabidurías televisadas – hasta el punto de querer votar a Le Pen para presidente de Sos Racismo- son los documentales de animales. Unas emisiones aparentemente blandas y educativas que esconden tras de sí autenticas obras de ingeniería guionística sin referenciar. Les pongo un ejemplo.

Ayer tarde, repaso a los leopardos y sus comidas. Grabación nocturna con un foco que convierte la selva en un anuncio de Seguros. Los animalitos paseando sin más. Una recreación más, en este caso muy forzada, de la vida en la estepa africana. Y la voz en off, esa querida guía, soltando perlas de marcado carácter cerebral/sentimental. Humanizando las actuaciones de unos animales salvajes. Describiendo las escenas como si aquello fuera un telefilme del que se conoce todos los ritmos.

No son los primeros en maquetar al gusto. El abejaruco Felix Rodríguez de la Fuente ya lo hacía hace 20 años, y viendo la producción brutal de este tipo de programas en la actualidad, no creo que la práctica haya desaparecido. Es más, pienso que la mitad de ellos se montan en un estudio casero de Michigan con unas imágenes compradas a peso en el distribuidor menos conocido. Todo en manos de un lector que tras idear los pasajes selváticos debe grabar algunos gemidos de una porno.

Y enfrente, nosotros. Alucinando con la sabiduría que nos muestran. Y lo que es peor, defendiéndola a capa y espada en los bares: “¿Sabías que las cucarachas les gusta la salsa más que el merengue? Lo ví en un documental….”. Cuidado, que la siguiente generación de vueltas de tuerca naturales está al caer: “La piedra, ese corazón roto en la montaña” o “Las amebas también lloran”.

3 comentarios en «La voz del más allá.»

  1. ¿Has visto alguna vez el programa del ‘survivor’ ese inglés que es capaz de ir de shopping en cualquier ecosistema? ¡Qué buen comer tiene el tío! En cuanto le tiran del helicóptero, pongamos sobre un bloque de hielo, ya está buscando morsas y si le lanzan al mar, apenas emergue y ya está fabricando un sedal con una soga. Claro, luego supimos que rodaba todo en el desierto de Julia Tours, pero qué se le va a hacer.

  2. En ese caso, al menos el prota es un humano.

    Pero descifrar las acciones de una bandada de pelícanos me sigue pareciendo un telefilme de domingo a la tarde. Si al menos pusieran al inicio «basado en hechos reales» y al final comentaran qué fue de los protagonistas…

  3. Por no hablar del encantador de perros, un tio que se ha leído dos libros de filosofía zen que regalaban con el Times y nos viene a dar clases de cómo educar a nuestros mejores amigos de 4 patas.

    Claro que, por si acaso, no pone las sesiones de descargas y los palos que les tiene que soltar a los canes para amaestrarlos, no…

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