Cliffhanger tras el último capítulo de “Como conocí a vuestro Banksy”

Habíamos dejado el último capítulo con los violines atronando en formato “tensión e intriga, mas no dolor de barriga porque los pintxos de Donostia son una maravilla”: La cámara hacía un barrido andarín por una calle de la Parte Vieja hasta llegar a un sticker gigante que mostraba un señor mirando un marco vacío, cuya lámina era la propia pared.

Los foros de internet se llenaron de exclamaciones (y, por el mismo precio, Hoygans). Estas son algunas de las teorías más apoyadas:

  • Los cuerpos secretos de la ciudad (La GUAT, Guardia Urbana Artística Total) era en realidad los autores de la obra. La campaña electoral estaba en pleno auge y habían recibido órdenes de “poner a la ciudad en el mapa mundial de las obras de banksy”. No quedaba claro si había sido el partido en el poder o la oposición (a ser el partido en el poder), rama con cada vez más fuerza – o sobrepeso- en el devenir urbanita.
  • En realidad, Donostia seguía inmersa en “Origen”. Alguno vieron un vaso de txikito girando al final del plano. Para otros, Donostia llevaba ya varias décadas en “Origen”, con el ego girando sobre si mismo sin apoyar nunca un pie en el tatami.
  • La ciudad  iba a mantener la obra para siempre. El operario de la limpieza encargado de la zona era en realidad un Doctor en Arte Moderno (con el currículum rebajado cual Whisky on the rocks para poder conseguir curro) que lograría, en un minuto de infarto sólo cortado por anuncios de tupperwares estáncos que se pueden congelar, evitar su borrado a manos de un compañero al grito de «¿Ese de ahí no es Diego Rivas?»
  • Toda la ciudad amanecería el día siguiente con copias de dicho emblema encolado, que poblarían las paredes de iglesias, tiendas de ropa, cabinas de teléfono, marquesinas y puticlus. Dado que aquel original no se podía borrar, el resto de artistas decidieron emplear la imagen para denunciar el uso bipolar del grafittismo en la city.
  • La pintada era en realidad un anuncio de A Fuego Negro. Su nuevo pintxo, editado para el Zinemaldia, se llamaba “Banksy sobre vapor de spray de merluza”, a razón de 4,99 por pieza. También estaba a punto de ver la vitrina en idéntico garito el «1,2,3,14», obra de arte en miniatura inspirada tanto en esos U2 que nos visitan este finde como en el incremento anual – por trimestres- de los precios de las tapas de la ciudad.
  • Se demostraría que, al igual que otras grandes compañías como El Circo del Sol, Banksy son el realidad siete entes viajando a la vez por el mundo, patrocinados por Iberia, British Airways y el Banco Santander.
  • Banksy era donostiarra. Si en realidad se había afincado en Inglaterra era porque fue de aupair ( del euskera «aupa ahí (campeón)«) a cuidar unos niños y gracias a las políticas sociales británicas había decidido quedarse. Los usuarios apuntaban varias pistas: El nuevo dibujo era contemplativo (si hubiera sido alguien aplaudiendo se podría colocar su punto de origen en el Kursaal donostiarra), y salía un tío en plan gafapasta. Barcelona no podía ser, porque esa tendencia en las monturas solo estuvo vigente entre marzo y finales de abril del 2009.
  • En realidad era todo un fake. Tras quedar expuesto durante varios días y comenzar a ser tratado como las Cuevas de Altamira por sobreexposición a los flashes, un vídeo colgado en Youtube demostraría que todo era una chanza de un autor local, que quiso denunciar el curioso sistema de promoción del grafitti en Donostia, a medio camino entre la persecución y la propaganda.
  • Del cuadro empezaría a brotar agua, por lo que se fundó allí mismo la Iglesia de los Surfistas.

[Al Cesar lo que es del Cesar, este texto está inspirado en ElBanksybox]

5 comentarios en «Cliffhanger tras el último capítulo de “Como conocí a vuestro Banksy”»

  1. Si os fijáis en la foto, lo más curioso es que está pegado sobre otras pintadas borradas… 😀 ¿Seguirá idéntica suerte?¿Habrá cambios? no se vayan todavía, aún hay más!

  2. Que recorten la pared y la pongan en el nuevo San Telmo como ejemplo de la «modernez» de «nuestra» ciudad y su politica cultural

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