Postales de colores poderosos

A veces pienso en la dominación mundial, pero se me pasa enseguida.

Ayer fue uno de esos días. Mientras los niños (de 3 nacionalidades distintas, o países distintos, vamos) correteaban por la piscina de la urbanización y se comunicaban entre ellos de manera perfecta con los chillidos de grulla en celo habituales de estas ocasiones. Herodes hubiera tenido una eyaculación precoz con la estampa veraniega.

Cuando me veo como dominador mundial pienso en el poder de las frecuencias sonoras. Me veo, como en los viejos capítulos de las series Sci-fi, emitiendo desde mi pequeño transmisor una amplitud de onda minúscula, sutil, pero mortal de necesidad en los cambios de actitud.

Porque no se crean que uno busca poder, riqueza o fama con esas soñadas actividades, no. Prefiero, si me dan a elegir, utilizar el rayo salvador y subconsciente para cosas menudas y veredes: Respetar las colas del autobús, dar las gracias, pedir perdón y decir “te quiero”.

No voy a negar que al principio de este nuevo orden mundial los deseos fueran otros: En la juventud uno soñaba con imponer unas músicas particulares a los “miles de sordos radioformuleros”. Lejos quedan las peleas orgullosas defendiendo a aquellos enérgicos melenudos o estos embriagadores románticos que tocaban raro.

Pero uno se hace adulto esperando sus sueños y huyendo de los de los demás. Queda poco tiempo para que uno se canse de defender a los viejos a los cuatro vientos, y toda elegía se circunscriba a una frase ligera susurrada fuera de foco en una cena grupal. Nos hacemos, nos hacen, clásicos con toda su carga negativa sin nosotros pedir nada.

Así que toca rejuvenecer las empatías. El nuevo onanismo tan sólo cambia la forma de utilizar de mano. O la mente. Susurraremos nuestras verdades a baja amplitud de onda. Y sonreiremos para nuestros adentros. Siempre hay pesqueros perdidos en los océanos que agradecen una voz desconocida, quieran o no chocar contralos arrecifes.

Texto creado mientras se escucha el delicioso “24 Postcards In Full Colour”, de Max Richter

2 comentarios en «Postales de colores poderosos»

  1. Ay que si.
    Estar tranquila y cantar en la ducha.
    Y que el mundo no se acabe un dia nuclear de estos.

    Aunque si hubiera una bomba nuclear selectiva para los horteras, los malvados y los que dominan el mundo, tampoco me quejaría.
    Un saludo deshidratado.

Los comentarios están cerrados.