¡A quién no le va a gustar un parque urbano! Uno de los cada vez menos habituales sitios a los que poder ir gratis a sentarte. O a cobijarte bajo un árbol. O a pasear. O pisar la hierba descalzo. O viajar de un barrio a otro de forma amable, agradable y sana, andando o en bicicleta. En ola de calor, un descanso del sol. A la mañana con el frescor. Y al atardecer, un paseo sin parangón. Chin Pon.
La joya de la pequeña corona – no hay Central Park en Donostia – es el Parque Cristina Enea. Un tránsito feliz entre Riberas y Egia. Que acoge a diario a familias en la zona de juegos infantiles, grupos de picnic de fin de semana en la explanada egiatarra, con paseantes y ciclistas que usan el camino legal para ir de un sitio a otro «a la sombra de los pinos», que dirían los flamencos.
Pero todos los años hay una “tormenta” mental que todo lo arruina. El demonio baja del cielo y se hace gente joven, música y alegría.
El “Glad is the Day”, autogestionado y muy patrocinado evento cultural/musical, ocupa durante 10 horas la zona que durante la semana pisan familias a la carrera, nenes jugando a tope de energy, cerca de los cientos de coches que todos los días suben y bajan la cuesta de Egia llenado el sitio de “contaminación acústica”. Un evento celebrado lejos de los pavos reales y patos, esos que gracias a la ciudadanía comen pan a barra-barras cuando no deben.
Este año una asociación que defiende el parque ha emitido una queja por la celebración del evento de, repito, 10 horas. Y lo que podía ser un redescubrimiento del lugar para los menos habituales, un disfrute al aire libre gratuito, un parque con mercadillo y juegos infantiles, un festival musical sin techo, un sitio al que ir sin mover el coche y una celebración de la cultura menos estándar se ha convertido en poco menos que el bombardeo de Gernika.
Su comunicado tiene la visión general de cuidar el parque, algo que nadie en su sano juicio, salvo que seas el alcalde de la capital española, estaría en contra. Y luego pierde su fuerza en opiniones subjetivas: la limpieza constante del lugar está mal porque “Durante todo el día un operario de FCC, es decir más facturación para las hermanas Koplowitz, se ha dedicado a recoger los residuos que algunas personas arrojaban al suelo.”
Duda personal: ¿Cómo saben que el vencejo no cantó durante el Glad si la contaminación acústica era chernobylesca? 🙂
No sé, Rick, la reclamación queda algo extraña.
- Los conciertos de Semana Grande – siete días, 2 horas diarias- deberían matar 30 ballenas por volumen sonoro.
- Y los fuegos- 7 días, 20 minutos- acabar con la vida aérea en 30 kms a la redonda.
- El tránsito de vehículos a motor debería – qué coño, lo hace- afectar a todos y todas de mil y un maneras humeantes chungas.
- Y que yo sepa nadie se subió a ninguno de los 71 árboles presentes ni se hizo fogatas o cabañas con sus ramas durante la parranda del 4 de agosto.
Donostia es, sin duda, una ciudad cada día más insegura – por sus opiniones quejosas, acomodadas y chorras- y llena de prejuicios y egoismos. Como añaden en los comentarios, “mejor que lo hagan en otro sitio”. ¿Entonces es malo o solo quieres que no se haga en tu barrio? Me parece que eso es lo peor de su denuncia, lo que la diluye, que venden como medioambiental lo que es algo vecinal. “Los vecinos del Bernabeu” versión koxkera
Musika Parkean abrió la puerta a eso tan inglés de celebrar la vida en los parques. Glad Is The Day lo actualizó en edad y visión amplia. Revisemos, apuremos, concretemos y repensemos, pero no dejemos que el Glad deje de piar y de alimentar nuestras felicidades veraniegas con música distinta y gente feliz.