La Real Sociedad, la sociedad real

Y en silencio, como se sufren las almorranas. Así estuvimos el jueves noche en Le Bukowski, el templo musiquero donostiarra. La razón: Precinto municipal al sonido, por excederse. Un concepto ya conocido que no entiende siglas políticas al mando.

Será razonable el corte. Puede ser. Seguro que lo es. Pero no deja de dar pena. Que una ciudad que haya querido – y vencido- ser Capital Europea de la Cultura haga tan poco por ella. Como buenos vascos, es como ganar el título de sadomaso pero guardar el látigo en el armario por el qué dirán. Si es que hay alguien que diga algo, claro.

Porque los dolores se extienden. Asistiendo a Gasteszena y viendo que una misa de capilla (¿será eso la cultura ya?) tiene más feligreses que un concierto triple en ejecución e interés. No es un lloro, tan solo constato lo que ví(ví). Que cada día estamos más cerca, los musiqueros, de ser esa parte de la sociedad que integra la masa principal de The Walking Dead. Gente que pulula por las calles gruñendo bajito hasta que nos enfoca la cámara y nos disparan.

Y se nos llena la boca con la cantera. El partido a partido. La apuesta griega de apoyar a la juventud, de darles una oportunidad. De ir cada día que toca al campo a animar. Y de chillar y patalear cuando le pedimos peras al olmo. Lo que en el futbol se ha convertido en admisible mal menor, en la cultura es una eutanasia anunciada.

No tenemos campos de futbol particulares, abrazamos las ayudas y los espacios públicos como si plantarse en ellos fuera la medalla de oro o plata. Pobres incautos. No asistimos – porque no nos da la puta gana- a los partidos. No disfrutamos de los encuentros, no le vemos vidilla a los partidos en la playa. Tampoco es que seamos muy permisivos –Barcelona, ese espejo, ya empieza a espabilar- a la hora de dejar que unos infantes pongan dos jerseys sobre la arena y decidan, cuando toque, qué es el larguero. Barbie-lampiños que, en el futuro, cuando les nombres a Satrus, te dirán «¿Y dónde se pilla ese vino para el kalimotxo? ¿Es barato? ¿Está bien?»

Llegará el día. Mejor dicho, el año. Dentro de cuatro. Y entonces querremos correr más que nadie. Intentaremos fichar a golpe de talonario. Lo que ahora se hace un día al año en un campo de futbol grande, pero todos los días. Y, una vez muerta la burbuja cocinera de los pintxos, como se murió la del ladrillo, nos preguntaremos “¿Y la cultura, qué pasó con ella?”. Será tarde. Y lo haremos mal. Como siempre. Con maniquíes y peinados, con guitarras de cable cortado. Es el sino humano (gipuzkoano).

16 comentarios en «La Real Sociedad, la sociedad real»

  1. un par de dudas

    cuando estuvo el bukowski tanto tiempo cerrado y con la pedazo reforma que se hizo, no se tuvo en cuenta esto? ha cambiado la normativa?

    y luego .. el tema de conciertos y la cantera … ahí creo yo que hay un hueco muy grande, es raro ver gente joven en los conciertos, no sé yo si hay relevo fuera de los «grandes nombres»

  2. Bukowski: No creo que cambiara la normativa. Desconozco la razón – que no el día- por la que acaban de precintarle la garganta sonora.

    conciertos: bastante de acuerdo. Pero es curioso que en algunos no quepa un alma y en otros sobre sitio para jugar al futbol, por seguir con el tema. Perdonen, pero soy de los panolis que va por gusto y hacerme una opinión, gustosa o mierdera.

  3. Que tristes se ponen, hoyga!
    Creo que LeBukowski esta idealmente insonorizado, lo que pasa es que a pesar de todo, a ciertas horas de la noche los decibelios permitidos por la normativa son más bien de risa y tanto va el cantaro a la fuente que… terminan poniendote un limitador de sonido. Doka y Etxekalte suenan como el infierno gracias a este dispositivo y recemos porque la UCOM no exija al Bukows lo mismo…

    Sobre la asistencia a conciertos, pues hombre, teniendo en cuenta que todo promotor ha decidido hacer su trabajo en noviembre uno tiene que elegir y a todo no se puede ir. Por otra parte es cierto que el Gipuzkoano es un ser de costumbres formales y entre semana en invierno a partir de las 20h o se va a correr o se está cenando, que es lo que las buenas costumbres recomiendan. Aqui no se si la culpa es institucional…

    Y los jóvenes? Pues será normal que tengan sus sonidos y no coincidan con la tradición trobadora o que no puedan permitirse pagar 12/15€ cada fin de semana en conciertos, al fin y al cabo hay que entender que en gran parte la programación musical la hacen señores de media 30/40 de edad y hay poco espacio para la cultura libre y gratuita.

  4. joder, es q llega mayo o noviembre y la situación es hasta ridícula, casi llegando a la situación de promotores auto-contraprogramándose

    supongo q esto funciona así y ya está, pero vamos, hay q hacer unas virguerías con el calendario y la cartera estos meses que vamos …

    le113, si está idealmente insonorizado no debería haber problema no? o el problema está en el barullo luego en la puerta?

  5. sonido no, pero que igual les puedan multar o dar un toque porque se forme barullo luego fuera .. no sé, ni idea, pero vamos, que no entiendo lo de la insonorización y que tengan movidas.

    y lo del limitador? hace años en el ondarra me acuerdo al pinchar q si te ponías burrico te saltaba el limitador y te bajaba automáticamente el volumen

    sinseryounexpertodenada

  6. porque ahora emprender – sin acritud- es hacer algo en un espacio público con parte del dinero idem.

  7. Pingback: » Agenda #47 NiMu

Los comentarios están cerrados.