Puro carnaval musical

Madre mía vaya fin de semana carnavalero. Donostia se ha disfrazado de ciudad cultural interesante y hemos podido asistir a no 1 ni 2 sino ¡5! actuaciones sobresalientes. Cada una de su clavo. El mío personal tomó forma el domingo al mediodía 😀

El tour comenzaba el viernes con triplete: Sleepingdog venían de Bélgica, u Holanda, u de por ahí. Trío mínimo en golpeos y expresiones, capitaneado por Chantal Acda, que parece prima del que intentó matar al Papa pero no.

Precioso su folk de la versión indie de la Bruja de Blair protagonizado por Marisa «mofletes» Tomei, aunque nosotros seguimos ahondando en la idea de que grupos desconocidos y/o con pocos discos, mejor que toquen media horita pelada y no casi 50 minutos. Muy bonito.

Cuchillo: Navajazo en nuestro corazón. Y sangrado prominente. Impresionante su concierto. Tanto que al acabar nos compramos un vinilo. Y yo no tengo tocadiscos 😀

Un gusto exquisito a la hora de mezclar influencias en canciones que se escapaban de las estructuras cerradas del pop o el rock. Hicieron bueno el delay grabador de Line 6 con sus jugosos coros y las mil capas de guitarras.»Al Underground donostiarra también le va llegando la hora de ser bueno», afrimaba Dani Flow. Muy bueno, añadiría yo

Chris Eckman: El de Walkabouts tiene mucha clase, pero me da que es un goleador fuera de racha. Al menos en solitario. Sus temas de 10 minutos con guitarra y voz (la proxima visita, mejor con banda) se atragantaban a veces, y parece que tocó menos tiempo que el resto. Aún así, su clase es innegable (touché su «La Administración Bush tuvo algo bueno. Recuperó el amor por la canción protesta«) y su expresividad vocal y guitarrera fue muy aplaudida. Aunque a veces pareciera que faltaban los mineros sentados enfrente

Donostikluba tiene vídeos y fotos de todo esto.

El sábado un doblete inesperado. Porque íbamos al Bukowski donostiarra a ver a Punk Bacharach y al final no había quien nos sacara del concierto de Los Chicos.

La cara punk de Elurretan comenzaron con problemas de aúdio, y ofrecieron un buen concierto, aunque a mí se me hiciera un pelín largo. No por el (divertido) gag que emitieron a la mitad del acto, sino por el golpeo constante e invariable de la caja de ritmos. Eso sí, tan punk fue el concierto que muchas canciones originales del maestro (presente en cartón piedra a la batería) eran irreconocibles.

Los Chicos son sinónimo de fiesta rock. Total. Imparable. Como si Black Crowes le hubieran dado al speed en vez de a la maría. Como si los Flamin Groovies (homenajeados al final) hubieran sido una banda de soul. Baste ver su definición: «Rock and Roll + Rhythm & Blues + Soul + Punk + Pub-rock + Country + Cerveza = FIESTA»

En la cita donostiarra faltaba en saxofón, que no vino a la cita donostiarra, pero se montaron una pasarela hacia el público envidiable. Una hora de rock intenso, directo y bailongo que me ha enganchado para posteriores visitas.

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