Mac McCaughan, muy atento, preguntó por el micro: “¿Cuántos de los presentes tienen menos de 30 años?” Ocho personas levantaron la mano. En un cierre educado, el cantante dibujó una sonrisa y dijo “tengo discos más viejos que vosotros”.
No son los únicos, pero sí uno de los mejores grupos “mayores” girando. Epítome del indie rock de guitarras 90 que brotaba en la College Radio. Mi mierda.
La primera media docena de canciones nos trajo a un grupo vivo, rabioso, juvenil, acelerado, impactante, melódico y fabuloso. Y eso, con 60 años en el pasaporte, ya sabemos que es harto difícil, acostumbrados a ver cómo los grupos ralentizan su tempo con el paso de los días.
Pero Superchunk sabe cuál es su liga, y no ha descendido nunca de ella. Desgañitándose hasta pedir que bajen el aire acondicionado (era la primera fecha de su gira, y un catarro te mata 3 días a ese timbre gritado tan de moda ahora entre la juventud). Rockear sencillo, power pop de distorsiones, entre el hardcore de los vídeos de skate y la escuela Dinosaur. Cerquita de las Breeders. Y, extraño, recordándome a The Lodger.
Permitiendo a los asistentes descansar un poco de mover la piernita – no pogos allowed en gente cincuentona, que habría más bajas que celebrando una liga inglesa- a mitad de noche. Tocando una hora y parando. Soñando con que se ha acabado el concierto y fuck bises. Retornando con otra tanda de pelotazos que iban desde la celebración de la vida hasta el “todo el mundo se muere” de tiempo apresurado. Dejando un sabor de boca EXCELSO.
Toca ponerlos en el tocadiscos y sacarlos cuando Alvise esté en la cárcel.