La Gripe A(ntony)

Llenazo en el Kursaal donostiarra con motivo de la actuación del jilguero de oro y sus johnsons, quienes debieron quedarse embobados viendo las olas porque la cita arrancó con hora y 3 minutos de retraso. Inaudito para las directrices férreas de un auditorio.

Y la cosa empezó mal. Muy mal. Los primeros minutos le correspondieron a una bailarina que realizó 3 performances de pura vanguardia neoyorquina. Algo que nos recordó (solo puede hacerse para mal) al concierto de Edison Woods de hace unos años. Hecho que hubiera encantado a nuestro amigo Tremolina, ahora en British Petroleum. Sobre todo si le dan una escopeta y vía libre para disparar.

Entre los fantasmas de Dario Argento, un pájaro de chapapote y una especie de Terminator de jardín de infancia, la inclusión de la danzarina en el programa es tan “arriesgada”,”vanguardista” (bis,bis) y “efectiva” como el llevar un timonel de 120 kilos en una regata entre Oxford y Cambridge. Antony, puede que seas demasiado lastre, tírala del barco si quieres avanzar.

Pero Antony es mucho Antony, pesos propios aparte. Es un rara avis de la música actual. Un creador gracias al cual se sigue confiando en el futuro de la música, ese que camina dando pasos fuera que luego acabarán convirtiéndose en una autopista para todos los creadores.

Una persona con elementos arriesgados (voz) que ha venido al mundo para caminar por los bordes, siempre echando el peso hacia el lado de la sensibilidad sin olvidar la ligera transgresión de esa vanguardia (tris,tris) norteamericana, ahora reconstruida y quizás domesticada.

Porque las estructuras de sus canciones no son habituales, siempre con capitulos para la ligera disonancia o la nota que parece que no pero resulta que sí. Algo que queda fuera de la lógica habitual de conocer o no los temas ejecutados. Todos hipnotizan

Porque la increible belleza de los arreglos de su corte de músicos (más amplia que en la anterior visita) consigue conmover por sí misma. Porque la voz del Falete de Greenwich Village es un mundo aparte, un mundo en sí mismo, una caja de emociones de saltos constantes que puede no gustar a muchos, pero alucina a quienes caen en sus redes, contagiados más rapidamente que los afectados de la gripe mexicana. «Enfermos» que no desean curarse jamás. Espectadores que, en un numero demasiado alto de casos, aceptarán a Antony como único ejemplo de «pulpo: animal de compañía» en lo referente a la sexualidad y androginia.

Restando un blues ciertamente desubicado, la actuación fue impeable en la zona central del acto, minutaje que muchos hubiéramos querido que durara media vida y otra media vida más. El autor se relajó en la parte final, charloteando con su voz de niño grande historias sobre Jesuses femeninos y olvidando una estrofa de una canción, lo que hizo para al resto.

Un detalle agradable, como el de presentar a su banda cantando. Un gesto humilde, cercano y sencillo. Una actuación memorable y emocionante hasta la lágrima interna. Una noche para recordar.

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Cómo no, ya hay Youtubes (1 | 2 ) del concierto donostiarra de Antony & The Johnsons

[la foto es de Usoz, del DV]

15 comentarios en «La Gripe A(ntony)»

  1. ¡No estaría el puñetero violinista de la otra vez?????? ¡Fuego a discrección!

  2. Con lo de «pulpo», quieres decir que muchos espectadores aceptarían hacerle guarreridas, o que se las hagan? Puede que si, desde luego lo prefiero a la pajarraca avantgarde (cuatris, cuatris) sacada del carnaval de tenerife.

  3. No, me refería a que muchos diran «que bella y tierna la androginia de antony» y que cuando se siente un clon en el bus a su lado dipensarán «aghh que asco». El clásico «yo también tengo amigos gays, pero estoy en contra de las bodas H»

  4. yo y mi memoria pez!
    Iba a comprar una entrada, y no me acorde de ello hasta que apareció la información en la prensa el pasado viernes, y claro, entradas agotadas!

    para la próxima

  5. Conversación real en el concierto de Zgz hace casi un año;»vámonos, parece mi suegra en la playa», a partir de ese momento toda la magia se esfumó…

  6. Lo de la bailarina esa, a mi me trastocó. No venía a cuento, a menos que Antony le deba algún favor. Pero EL! Tuvo algún altibajo, pero cuando lo cuadra, es como para enmarcarlo. A mi me saltaron las lagrimillas como 3 o 4 veces…

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