EMECE es un crítico que suele escribir en el Diario Vasco. Suele hacer música clásica y aledaños. Y no deja a nadie impasible.
Suyos son los mejores raquetazos (y hachazos, ninguno de ellos con pinta de ser gratuitos sino basados en una expereincia supina) de esa denostada sección de críticas musicales.
Aunque no te guste la música clásica, leerle se ha convertido en una adictiva afición. Y ya si toca opinar sobre zarzuela, hay que sacar las tijeras e ir llamando a nuestro enmarcador favorito para guardar el texto
Hace un par de días, charlando en el blog de Alberto Moyano sobre los críticos literarios y no tan literarios, sobre si su labor es libre, o no, o influida por el medio en el que escriben y sus raices empresariales y mil cosas más, el autor defendía la imagen de EMECE, «un apasionado» en palabras de M.
Le doy la razón porque, en estos días de tibiedades y bienquedares, se agradece esa emoción sin cortapisas.
Hace nada sus pasiones saltaron de sección y se colaron en esa tribuna popular llamada «cartas al director», donde se mostró tan directo y sincero como en sus crónicas. Acabar con «.Y punto final» tras una educada carta (sin espacio para tomar aire) da muestra de su caracter.
Es por ello por lo que presentamos la cami conmemorativa:
Esto de amar a Emece es una coña, ¿no?
¿Sí?¿No?
Ay… Qué puñetera es la ironía… A veces se capta, a veces no…
En este caso no hay ironía.