Eli Paperboy Reed & The True Loves

[Bienvenido, Asier Leoz! Su primera crónica para nuestro Love]

Eli Paperboy Reed & The True Loves
Kafe Antzokia, 18 de noviembre de 2010

Eli “Paperboy” Reed no es el salvador del soul. Vaya por Dios, habrá que encajarlo. O tendrá que hacerlo quien considere que el soul necesita de alguien que lo salve, algo que –pese al vacío que deja Solomon Burke– no tiene argumento al que agarrarse. Al margen de que la irrupción de Amy Winehouse o la del bostoniano Reed nos pudiesen alegrar en su día lo mismo que el renacer de divas como Bettye Lavette o Sharon Jones, no hay necesidad de encontrar al nuevo buque insignia de un género en el que ya estaba todo inventado hace 40 años.

Vaya por delante que Eli “Paperboy” Reed directo no es una mala parodia, lo que, dado lo cerca del precipicio que se pasea, ya es algo. Reed sabe que si termina el show sacudiéndose una toalla para volver una y otra vez al escenario o lanza al suelo el pie de micro, el recuerdo de James Brown será tan nítido que arruinará un concierto por lo demás convincente.

Con su aspecto entre buen chico americano orgullo de sus papás y militar de permiso, el nuevo valor del viejo soul utiliza adecuadamente los recursos que tiene, que no son muchos, pero sí los suficientes. El aullido colocado justo en el catártico parón de un tema, el espasmo corporal de ojos cerrados, el ronroneo embaucador de una voz que sabe volar y regresar a tierra sin resentirse y, en el caso del de Boston, la innegable destreza que tiene al acompañarse de su guitarra afinada en B (de Brian Setzer).

Presentado por el teclista de los True Loves en ese estilo entre predicador y entertainer que permite decir ladies & gentlemen varias veces en un segundo, Mr Satisfier arrancaba el concierto del jueves en el Kafe Antzokia con la canción de la que obtiene su apodo, The Satisfier, en la que quedaban claras las pautas a seguir; fiesta soul, buen rollito y desvíos estilísticos, los justos A los cinco minutos ya quedaba claro que The True Loves no son precisamente una banda de circunstancias; saxo, trompeta, hammond, guitarra y base rítmica, perfectamente empastados, dan al repertorio de Reed la pegada que necesita un show de estas características, con breves intervalos instrumentales que elevan la tensión para poder descoyuntarla de golpe cuando el momento lo requiere. Es el caso de los temas más funk, que su autor distribuye acertadamente a lo largo del set, como Stake Your Claim.

A pesar de ello, Paperboy carece del mojo canalla de algunos de los maestros en los que se inspira. La tensión sexual que requieren los temas sobre los que canta Reed, los mismos sobre los que todos han cantado antes que él, como el paradigma del amante superlativo, el hombre de verdad, nena, no encontraba la malicia suficiente en un Eli “Paperboy” Reed que se trajo a Bilbao su versión más amable y por momentos edulcorada.

Por cierto, la primera balada –Just Like Me– volvió a evidenciar que lo de la algarabía de la gente que paga por oírse a sí misma empieza a ser algo serio. No hubo forma, por más que lo intentó el vocalista incluso en castellano, de que la sala permaneciese en un silencio razonable para poder apreciar las texturas de la música en sus tramos más suaves. Una pena, porque le hermosa Pick Your Battles, en una interpretación sólo a voz, guitarra y trompeta con sordina que superaba de largo a la original, merecía un mejor fondo que el barullo constante de la barra. Acertó el norteamericano al dejar para el final Doin’ The Boom Boom y una incendiaria Explosion que ya en disco parecía carne de bis. Torpón en el escenario –ojo, también lo era Otis Redding– Eli Reed tiraba de simpatía para animar el asunto.

En ese diálogo gestual y verbal con el público, pareció incluso por un instante que estaba realmente dispuesto a provocar al personal para que se implicase más en el show, de decir “vamos a liarla”, pero no. Se nota que tiene capacidad para hacerlo, pero en esta ocasión Eli “Paperboy” Reed optó por ofrecer un show correcto basado en el conocimiento del terreno que pisa y en sus innegables aptitudes vocales.

6 comentarios en «Eli Paperboy Reed & The True Loves»

  1. Gracias Foteromman! ya tenía ganas de escribir por aquí, no te creas. Lo que pasa es que la pereza alcanza proporciones bíblicas en algunas fases de mi vida. Mi ama ya me decía: «contra pereza diligencia», y yo no conseguía entender qué pintaba la Wells & Fargo en la frase, pero mira, algo de razón tenía. Es cierto, a tí te encantó Eli en el Azkena, recuerdo cómo lo contabas. No sé chico, es bueno y sabe por dónde va, pero no fue tan impactante. Ya sabes cómo es esto de las espectativas, que las carga el diablo.

  2. Mi idilio con el judío soulero se desvaneció cuando le vi en Tele 5 en una gala chusquera… Lo que escuché del nuevo confirmó la tragedia. Una pena, guardaré el single de «Roll with you» para cuando cueste muchos euros en el futuro.

    Para mí la noche del jueves en Bilbao era claramente de Kelley Stoltz, orfebre pop que me tiene embelesado. Al final no pude ir, y me cuentan que el batacazo de gente debió de ser morrocotudo (20 personas o así). Una lástima.

Los comentarios están cerrados.