Me ha vuelto a pasar. Es la segunda vez. Hace (con perdon linguistico) anos que no me pasaba. Y me he sentido igual de bien mal.
Es vergonzoso, pero es por causas disfrutables. Estando en el Elephant Bar, al ladito del enesimo Scottish Museum, he tenido que irme sin acabar mi consumicion, muerto de la risa por culpa de un libro de Woody Allen. Pero a lagrima viva. Lo juro.
La pena es que al lado habia una pareja y la chica era espanola y como se reian pues igual pensaban que era de su conversacion. Para nada. Una historia sobre levitaciones ha tenido la culpa del ataque de risa.
Ayer a la noche, solito en el Bennets, viendo un partido de rugby, me dio por inventar una historia, pero lo deje de lado al final. A Gunness que no se caliente jamas andaba vagabundeando mentalmente, pero al final, topandome con Inig,o un asturiano que curraba en otro bar para sacarse unas pelillas y sacar fotos de la gente, me anime y la olvide.
Empezaba por «Putas y borrachos, putas y borrachos, gritaba al viento mientras abandonaba el bar. Lejos de la mugre y los claroscuros de los 70, la cosa no habia cambiado tanto. La corista del teatro de al lado se habia dejado las pestanas postizas puestas para impresionar a su imbecil. Habria que esperar hasta la paga extra para ponerse las tetas y que el drogota que hablaba el lenguaje de los delfines con sus colegas no le dejara por otra«. Creo que hice bien en dejarlo correr.