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Fino Oyonarte: Lujoso domingo

Interpretes: Fino Oyonarte (guitarra, voz), Ana Galletero (violín), Elsa Matéu (violonchelo). Lugar: Casa de Cultura Kulturate (Arrasate). Día: 16 septiembre. Asistencia: Unas cien personas.

El almeriense afincado en Madrid Fino Oyonarte cerraba ayer la décima edición del ciclo “Kulturate Akustikoa”. Una serie de conciertos “ligeros de electricidad” que buscaban acercar a Arrasate algunas de las más interesantes propuestas del momento.

En este año de redondo aniversario el escenario de Kulturate ha visto pasar, entre otros, a Olatz Salvador, Salto y Virginia Maestro (ganadora de OT 2008 a quien quizás conozcan mejor como Virginia Labuat, o simplemente Labuat). La última etapa de esta vuelta le correspondió a Fino Oyonarte, bajista de Los Enemigos, que acaba de publicar un fantástico trabajo titulado “Sueños y Tormentas”. Un debut folk, calmado y elegante, que el autor vino a presentar con la compañía de dos instrumentistas de cuerda. Un formato que se antojó perfecto para la belleza de sus composiciones.

Comenzaron puntuales los artistas en su cita del Alto Deba. “Por dónde empezar” fue el primer tema. Y eso nos preguntamos durante los sesenta minutos del concierto. Cuando uno se sentaba en las sillas dispuestas para este show guipuzcoano, y atendía al esplendor de las melodías y las letras, no sabía muy bien en qué punto comenzar a colocar las estrellitas del concierto. Porque las hubo, y muchas.

Sentado sobre una banqueta creativa cuyas patas bien podían ser The Beatles, Elliott Smith y Nick Drake, Fino Oyonarte defendió un disco lleno de emoción. Hay preciosidades que te atrapan a la primera escucha, caso de “Huellas en el tiempo” y “La deriva”. El resto de cortes sonaron estupendos con un violonchelo y un violín a su vera.

Hubo tiempo para los nuevos temas, los cuales sonaron más directos. Más rockeros, si se me permite. Del trío de novedades nos quedamos con “No mirar atrás”, belleza de aires británicos y con cierto toque blues. Recuperó el autor el “Satellite Of Love” de Lou Reed, y se despidió agradecido de la atención mostrada por los presentes. En los garitos de rock por los que se ha solido mover este autor no suele haber tanto silencio, y estas canciones lo piden para un mayor disfrute. Fue un lujo el sitio, la gente y la música. Ojalá más domingos así…

Publicado enCríticas de conciertos

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