Como suele decirse, «una imagen (en este caso, de Auggie_Tolosa) vale más que mil palabras». O que 45.000 palabras, que fueron las que debí soltar en el concierto ofrecido en el Heineken Jazzaldia 2010 de Donostia. Más concretamente, en el escenario del Naútico de Donostia, redefinido como Nauticool con buen humor por los promotores.
El mío era uno de los «conciertos secretos» programados, así que tuve que morderme la lengua muy mucho, casi hasta hacerme un piercing, para no hacer público mi concierto más relevante (a inmensidad organizativa me refiero) hasta la fecha.
También la asistencia llegó a su pico hasta la actualidad en fondo y forma: Los números oficiales hablan de 250 personas. Un gozo mirar y ver todo, repito, todo el precioso espacio lleno.
Defendi a capa, espada, machete y bazooka el «support your local scene». Todas las referencias que di, todos los nombres que cité – eso creo recordar- fueron de artistas y creadores donostiarras. No fue gratuito, nada te influye más que lo que más cerca tienes. Camiseta de «Family: Volved ya!». Arrancando con El Joven Brian y cantando «Mikel Aguirre«. Ellos son parte de mi día grande.
¿Las canciones? Bien, gracias. Tuneadas a cada segundo, como suele ser habitual. Dicen los presentes que canté mejor que nunca. Que era el pequeño ruiseñor -del cubata de ron-. Y huelga decir que me lo pasé como un niño pequeño en un txikipark (o uno grande en un txikipark de Playboy) a lo largo de toda la velada. Muy muy feliz. Pleno. No hay más que ver la foto. Creo que se transmitió a los asistentes.
Para rematar la faena, nos cascamos una conga, como bien queda registrado -falta el apocalypse now del final- en este vídeo de Iturri. La mejor definición de concierto la dió «K Jauna» en las redes sociales: «Bassmatti.. siempre al borde del desastre… y siempre saliendo victorioso de la batalla…«. Mi nueva y certera presentación promocional.
Salí sin pisar el suelo. Y no era por culpa de lo ingerido. Iba con una sonrisa tal por la calle que los munipas quisieron hacerme un test de drogas. Y los de la Iglesia Adventista me ofrecieron ser Delegado de Zona. Pero todo alcanzó niveles olímpicos cuando al día siguiente el director del certamen, presente un buen rato en mi concierto, escribió esto.
No tengo la menor intención de hacerlo hoy. Ni mucho menos mañana. Pero creo que después de esto ya puedo morir tranquilo. Hice lo que siempre soñe hacer al menos una vez.
«Hice lo que siempre soñe hacer al menos una vez.»
¿la conga?
No, eso ya lo había hecho antes, jodido Kid. 😀
Me refería a la globalidad del acto, a lo bien que salió todo, la alegría sentida y emitida, a la preciosa respuesta de todos los presentes – salvo los niños-,…
zorionak!
ez kontzertuarengatik, ez nintzen izan, hain pozik eta betea sentitzeagatik baizik!
Mila esker jon!
Hala da, bai.
Gran crónica y estupenda foto de Auggie.
Una pena perderse esa cita semiclandestina.
¡Otra vez será!
¡La verdad es que la imagen transmite una felicidad supina!
Sólo por lo que me alegré al leer cómo lo cuentas me hubiese gustado haber estado allí y haber compartido ese momento feliz contigo. Me alegro mucho que fuese un éxito. ¡A seguir creciendo!
Abrazos
Paso. Ni un copy/paste decente sé hacer ya. Si puedes quitarle la primera línea por dentro del editor, bien y si no, pues ya sabes: tope indie, tope cordial.
A ver cuándo te dejas caer por Madrid.
¡jajajajaja!
¡muchas gracias Natxo!
¿A madrid? intuyo que en otoño o así…
Ya sabes eeeepa-patxi-indie, avisa si vienes.
Mi máquina de spam sigue funcionando a la perfección, tu tranquilo….
¿Morirte? Si es sólo el comienzo….
Bueno, ya me entiendes. Como si tachara «ser plenamente feliz tras un concierto» de la lista de Ed.
Me cago en dios.
Por qué coño yo etsab en esa ciudad ese día y huibera ido a verte encantado. Pero no me enteré.
Otra vez será